Editorial Alba
Colección Clásica Maior, Número 0
Lugar de edición
Barcelona, España
Fecha de edición mayo 2024 · Edición nº 1
Idioma español
EAN 9788411780636
392 páginas
Libro
encuadernado en tapa blanda
Dimensiones 160 mm x 220 mm
Antes de que le cesen por su oposición a un proyecto apoyado por la emperatriz Eugenia de Montijo, Eugène Rougon presenta su dimisión como presidente del Consejo de Estado.
Conserva su cargo de senador, pero su influencia se resiente considerablemente, para decepción de sus amigos a los que se les llama la banda , que dependían de él para obtener toda clase de prebendas.
Entre ellos destaca Clorinde Balbi, hija de una oscura condesa italiana, más dispuesta que nadie a que Rougon recupere el favor del emperador Luis Napoleón III; no son amantes, él no quiere casarse con ella (de hecho cada uno se casa por su lado), pero entre los dos hay una constante tensión erótica que nunca se sabe cómo se va a resolver.
Émile Zola nació en París en 1840. La muerte temprana de su padre lo llevó a vivir una infancia llena de privaciones y a dejar la escuela, donde conoció a su amigo, el pintor Paul Cézanne, para buscar trabajo. Su primer contacto con la literatura fue trabajando de dependiente en la librería Hachette; en 1871, ya trabajaba en Los Rougon-Macquart, un proyecto literario que concluiría en 1893 y comprendería veinte novelas entre las que cabe destacar El Tugurio (1877), Nana (1880) y Germinal (1885). La saga, que, inspirada en el modelo de La comedia humana, de Honoré de Balzac, y ambientada en el Segundo Imperio, está compuesta por novelas autoconclusivas con personajes compartidos, supuso el gran legado del movimiento literario del naturalismo, fundado por el mismo Zola. Su implicación en los problemas sociales de Francia no se limitó a sus novelas; tomó un papel activo en el caso Dreyfus en defensa de la inocencia de un militar francés de origen judío acusado falsamente de ser un espía. Lo hizo a través de diversos artículos, entre los cuales se encuentra su célebre Yo acuso (1898). Las consecuencias no se hicieron esperar y el Gobierno orquestó una campaña de difamación contra Zola, que se exilió a Londres y jamás se recuperó del impacto psicológico y económico de luchar contra el antisemitismo y de defender la justicia hasta las últimas consecuencias. Murió en 1902, supuestamente asfixiado, aunque probablemente asesinado por alguien que tapó la chimenea de una estufa. Su funeral en París fue multitudinario. Cuatro años después de su muerte, Alfred Dreyfus fue declarado inocente.
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