Arde el mar

Arde el mar

Gimferrer, Pere

Editorial Cátedra
Colección Letras hispánicas, Número 0
Fecha de edición marzo 2009 · Edición nº 3

Idioma español

EAN 9788437625607
184 páginas
Libro encuadernado en tapa blanda
Dimensiones 16 mm x 18 mm


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Resumen del libro

Nació en Barcelona el 22 de junio de 1945. Su maestría precoz fue reconocida en 1966 con el Premio Nacional de Poesía por su libro Arde el mar, constituyéndose en uno de los poetas más importantes de su generación. Es Académico de la Real Academia Española de la Lengua desde 1985. Desde 1970 utiliza exclusivamente el catalán para la poesía, si bien él mismo ha traducido sus poemas al castellano para ediciones bilingües.
UNA SOLA NOTA PARA HÖLDERLIN
Si pierdo la memoria, qué pureza.
En la azul crestería la tarde se demora,
retiene su oro en mallas lejanísimas,
cuela la luz por un resquicio último, se extiende y me delata
como un arco que tiembla sobre el aire encendido.
¿Qué esperaba el silencio? Príncipes de la tarde, ¿qué palacios
holló mi pie, qué nubes o arrecifes, qué estrellado país?
Duró más que nosotros aquella rosa muerta.
Qué dulce es al oído el rumor con que giran los planetas del agua. PRIMERA VISIÓN DE MARZO - IV
Ordenar estos datos es tal vez poesía.
El cristal delimita, entre lluvia y visillos,
la inmóvil fosforescencia del jardín.
Un aro puede arder entre la nieve bárbara.
Ved al aparecido y su jersey azul.
Así puedo deciros
esto o aquello, aproximarme apenas
a la verdad inaprensible, como
buscando el equilibrio de una nota indecisa
que aún no es y ya pasó, qué pura.
Violines o atmósferas.
Color muralla, el aire
proyectando más aire se hace tiempo y espacio.
Así nosotros
movemos nuestras lanzas ante el brumoso mar
y son ciertas las luces, el sordo roce de espuelas y correaje,
los ojos del alazán y tal vez algo más, como en un buen cuadro. CANTO
El mar dobla la capa de Teseo
sobre su espejo cóncavo. ¿Qué luz
punza mis ojos, varetazo, daga
de bronce líquido? Aves nos hablan, aves
no de este mundo. Oh, golpead mis pómulos
con la miel de esta luz, tendón, escafandra
o gas en mis pulmones, inhalando
y exhalando, como un águila partida
en dos mitades. Vivo, vivo estoy
como un águila, dioses. ¿Seré uno
o dos para vosotros? No pensaba
hallarme aquí, en la gruta donde velan
minotauros de yeso. Viento acucia
tus canes en Trieste, y lean los míos
sobre la esfera verde de sus ojos
que me he perdido en Creta. ODA A VENECIA ANTE EL MAR DE LOS TEATROS

Las copas falsas, el veneno y la calavera de los teatros.
(García Lorca)

Tiene el mar su mecánica como el amor sus símbolos.
Con que trajín se alza una cortina roja
o en esta embocadura de escenario vacío
suena un rumor de estatuas, hojas de lirio, alfanjes,
palomas que descienden y suavemente pósanse.
Componer con chalinas un ajedrez verdoso.
El moho en mi mejilla recuerda el tiempo ido
y una gota de plomo hierve en mi corazón.
Llevé la mano al pecho, y el reloj corrobora
la razón de las nubes y su velamen yerto.
Asciende una marea, rosas equilibristas
sobre el arco voltaico de la noche en Venecia
aquel año de mi adolescencia perdida,
mármol en la Dogana como observaba Pound
y la masa de un féretro en los densos canales.
Id más allá, muy lejos aún, hondo en la noche,
sobre el tapiz del Dux, sombras entretejidas,
príncipes o nereidas que el tiempo destruyó.
Que pureza un desnudo o adolescente muerto
en las inmensas salas del recuerdo en penumbra
¿Estuve aquí? ¿Habré de creer que éste he sido
y éste fue el sufrimiento que punzaba mi piel?
Qué frágil era entonces, y por qué. ¿Es más verdad,
copos que os diferís en el parque nevado,
el que hoy así acoge vuestro amor en el rostro
o aquel que allá en Venecia de belleza murió?
Las piedras vivas hablan de un recuerdo presente.
Como la vena insiste sus conductos de sangre,
va, viene y se remonta nuevamente al planeta
y así la vida expande en batán silencioso,
el pasado se afirma en mí a esta hora incierta.
Tanto he escrito, y entonces tanto escribí. No sé
si valía la pena o la vale. Tú, por quien
es más cierta mi vida, y vosotros que oís
en mi verso otra esfera, sabréis su signo o arte.
Dilo, pues, o decidlo, y dulcemente acaso
mintáis a mi tristeza. Noche, noche en Venecia
va para cinco años, ¿cómo tan lejos? Soy
el que fui entonces, sé tensarme y ser herido
por la pura belleza como entonces, violín
que parte en dos aires de una noche de estío
cuando el mundo no puede soportar su ansiedad
de ser bello. Lloraba yo acodado al balcón
como en un mal poema romántico, y el aire
promovía disturbios de humo azul y alcanfor.
Bogaba en las alcobas, bajo el granito húmedo,
un arcángel o sauce o cisne o corcel de llama
que las potencias últimas enviaban a mi sueño.
Lloré, lloré, lloré
¿Y cómo pudo ser tan hermoso y tan triste?
Agua y frío rubí, transparencia diabólica
grababan en mi carne un tatuaje de luz.
Helada noche, ardiente noche, noche mía
como si hoy la viviera! Es doloroso y dulce
haber dejado atrás a la Venecia en que todos
para nuestro castigo fuimos adolescentes
y perseguirnos hoy por las salas vacías
en ronda de jinetes que disuelve un espejo
negando, con su doble, la realidad de este poema.

Biografía del autor

Nació en Barcelona el 22 de junio de 1945. De su producción literaria en castellano cabe destacar los libros de poemas Arde el mar (1966), que fue Premio Nacional de Poesía, La muerte en Beverly Hills (1968), Amor en vilo (Seix Barral, 2006) x{0026} x02014;publicado de forma simultánea con la narración Interludio azul (Seix Barral, 2006)x{0026} x02014;, Tornado (Seix Barral, 2008) y Rapsodia (Seix Barral, 2011), los volúmenes ensayísticos Lecturas de Octavio Paz (1980), Los raros (1985) y Cine y literatura (última edición, Austral, 2012). Su producción encatalán, iniciada en 1970, comprende, entre otroslibros en prosa, Dietario, editado en castellanoen Seix Barral, la novela Fortuny (Planeta, 1983), premios Ramon Llull y de la Crítica, y en verso Lx{0026} x02019;espai desert (1977), El vendaval (1988), por el que obtuvo por segunda vez el Premio Nacional de Poesía, y Mascarada (1996). En 1985 fue elegido y tomó posesión de la plaza de número de la Real Academia Española vacante por el fallecimiento de Vicente Aleixandre y en 2008 ingresó en la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona. El conjunto de su obra ha sido galardonado con el Premio Nacional de las Letras Españolas (1998), el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2000) y el Premio Internacional Octavio Paz de Poesía y Ensayo (2006).





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