Editorial Gadir Editorial
Colección Ítacas, Número 0
Lugar de edición
Madrid
Fecha de edición febrero 2012
Idioma español
EAN 9788496974920
120 páginas
Libro
Dimensiones 105 mm x 180 mm
Entre julio de 1850 y abril del año siguiente Gustave Flaubert recorre Jerusalén, Siria, Líbano, Constantinopla -todo ello territorio otomano en la época-, Grecia e Italia. Acompañado por su amigo, el fotógrafo Maxime Ducamp, continúa un periplo iniciado nueve meses antes en Egipto, dejándonos el impagable testimonio de su correspondencia, inédita hasta hoy en castellano, que recoge este volumen. (El Nilo. Cartas de Egipto. Gadir, 2011, recoge su correspondencia desde Egipto.).
Encontramos aquí a un Flaubert familiar, relajado y muy próximo. Las cartas están llenas de observaciones deliciosamente subjetivas, y al mismo tiempo, intensas, reflejo de las dotes de observación de su autor, de su enorme capacidad literaria y de una filosofía entusiasta del viaje: ¡Ah, cuánto echaré de menos mi viaje, y cuando vuelva a hacerlo, me recitaré a mi mismo el eterno monólogo: Imbécil, no gozaste lo suficiente! De todos los excesos posibles, el viaje es el más grande que conozco; el que se inventó cuando nos cansamos de los demás . Sus glosas de Constantinopla, de Atenas, de Roma y Nápoles son deliciosas, de esas que impulsan al viaje.
Gustave Flaubert. En el siglo que afianza la novela como género, destaca la figura de Gustave Flaubert (Ruan, 1821-Croisset, 1880), uno de sus máximos representantes europeos, puente entre el romanticismo y el realismo. Su obra más célebre (una obra maestra) es Madame Bovary (1856), por la que fue llevado a juicio acusado de ofensas a la moral. Su búsqueda de la palabra exacta y su minucioso trabajo estilístico pueden quizá justificar una producción escasa. En Salambó (1862) se acerca a la novela histórica y exótica, para volver a lo contemporáneo en La educación sentimental (1869). En 1874 publicó La tentación de San Antonio, obra de la que redactó tres versiones. En 1877 aparece Tres cuentos, y póstumamente (1881) Bouvard y Pécuchet, un análisis de la estupidez humana, que fue una de sus preocupaciones. Se definía como un hombre-pluma por su intensa dedicación literaria, pero también como un monje en la aspereza solitaria de su retiro en Croisset, que interrumpía a veces para sus reuniones parisinas con Théophile Gautier, los hermanos Edmond y Jules de Goncourt y Guy de Maupassant.
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