Durante sus últimos años de vida en Samoa, Robert Louis Stevenson rezaba todas las noches en el amplio vestíbulo de su casa de Vailima, al pie del monte Vaea donde actualmente yace para siempre. Acompañado por su familia y los nativos que tanto admiraban su capacidad para contar historias, el rito diario se abría con la lectura de un capítulo de la Biblia samoana. Después, el propio Stevenson decía una oración que solía extraer de un librito donde apuntaba fórmulas para pedir por los amigos o para agradecer la proximidad de la lluvia. Era su modo de manifestar su gratitud y alegría por el simple hecho de vivir, porque como había escrito en Sermón de Navidad antes de partir hacia los mares del sur, la cordialidad y la alegría deben preceder a cualquier norma ética: son obligaciones incondicionales .
(Edimburgo, Escocia, 1850 - Samoa, 1894) es uno de los escritores que más ha influido en la literatura del siglo XX. Aunque estudió leyes y ejerció como abogado, acabó dedicándose exclusivamente a la literatura, gracias al éxito de obras como "La isla del tesoro" (1883) y "El extraño caso del Dr. Jekyll y el Sr. Hyde" (1886). En 1880 se casó con Fanny Osbourne, una norteamericana diez años mayor que él, y se trasladó a vivir a Estados Unidos, en donde Stevenson conoció y se hizo amigo de Mark Twain. Enfermo de tuberculosis, en 1888 emprendió junto a su mujer un viaje por el Pacífico Sur y acabó instalándose a vivir en Samoa, donde los aborígenes le bautizaron como Tusitala ( el contador de historias ).
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