Editorial C.S.I.C. Alma Mater
	
					
					
					
					
					
					
					
					
						Fecha de edición  octubre 2008 
					
					
					
						
						
							
						Idioma español
							
							
							
						
						
						
						
						
						
						
						
						
					
			    	EAN 9788400086572
					
						
						328 páginas
					
					
					
						
					
						Libro
						
							encuadernado en tapa blanda
						
						
						
						
					
					
					
						
					
					
					
								
					
						Dimensiones 170 mm x 240 mm
					
					
						
Ahora por primera vez, se publica reunida la Obra Taurina de José Bergamín.
En ella encontrará el lector casi todos los nombres que fueron de su predilección, y sobre todo su manera personal de entender el toreo, lejos siempre de la lección pero dentro de su milagrosa visión.
Muy lejos de la crítica, de la sabiduría pedagógica y muchas veces fácil del estudioso taurino, lo que encontrará el lector es el arte creador de escribir pensando: geométrica filosofía profunda del sentir en el arte de torear.
Se sentirá siempre en este libro el juego mortal en el propio riesgo, ese que mantuvo el autor en su vida y hasta su muerte.
Nunca ese riesgo donde aparece siempre la esperanza puede ser un riesgo razonado.
Por eso escuchó tanto Bergamín durante toda su vida la música callada del silencio torero.
(1895-1983) fue poeta, aforista, ensayista, editor, articulista y dramaturgo. Editor de la revista católica, de título nietzscheano, Cruz y Raya (1933-1936), presidente de la Alianza de Intelectuales Antifascistas para la Defensa de la Cultura y agregado cultural de la Embajada de España en Francia durante la Guerra Civil, fue nombrado presidente de la Junta de Cultura Española en 1939 y, ya en México, dirigió la editorial Séneca. Posteriormente viviría en Venezuela, Uruguay y Francia. Bergamín regresó a España en 1958, para ser de nuevo expulsado en 1963. Es entonces cuando pierde la nacionalidad española y, en sus propias palabras, se convierte de modo oficial en un fantasma. En 1970 vuelve a España, donde acompañará críticamente los acontecimientos políticos y la restauración de la Monarquía antes de ser enterrado en Hondarribia en 1983.
			
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