Editorial Editorial Anagrama S.A.
	
					
					
						Colección Colección Compactos, Número 35
					
					
					   Lugar de edición
					
					Barcelona, España
					
					
                    
					
					
					
						Fecha de edición  mayo 2005  · Edición nº 6
					
					
					
						
						
							
						Idioma español
							
							
							
						
						
						
							Traducción de Hegewicz, Enrique
						
						
						
						
						
						
						
					
			    	EAN 9788433920393
					
						
						216 páginas
					
					
					
						
					
						Libro
						
							encuadernado en tapa blanda
						
						
						
						
					
					
					
						
					
					
					
								
					
						Dimensiones 120 mm x 190 mm
					
					
						
Mi tío Oswald es la más clara demostración de que la pobreza de la que suelen hacer gala los guiones de las películas porno son fruto, simplemente, de la despreocupación de sus productores, que no de falta de potenciales guiones de calidad. Si en España, patria de Poli Díaz, eso está claro que no ofrecía duda alguna, para el extranjero la obra de Dahl debiera disiparlas también.
El hilo conductor de la historia es el tío del autor, que conoce un potente afrodisíaco que, cual Viagra a lo bestia, convierte a cualquier hombre en un verdadero Hombre con mayúsculas. Esta es la excusa para una narración de diversos encuentros sexuales jugosamente detallados y brillantemente expuestos. Sobre la originalidad de la concepción y el atrevimiento de los actos detallados no nos atrevemos a pronunciarnos, pues el único problema de la obra es que, probablemente, en estos tiempos de pensamiento políticamente correcto suponemos que debe pasar por extraordinariamente machista. De hecho, si se analiza la propia concepción de la obra, esta es muy androcéntrica. El afrodisíaco aumenta la potencia sexual pero es especialmente eficaz cuando lo ingiere un hombre pues en ese caso no sólo aumenta las ganas sino la capacidad gracias a un efecto fisiológico notable. Vamos, que queda claro que la calidad del sexo depende del tamaño. Esta afirmación, triste constatación para muchos, suele ser rebatida por todos los sexólogos del orbe, lo que nos hace sospechar que se trata de profesionales con poca práctica o con grandes traumas que tratan de exorcizar difundiendo ese tipo de historias. En cualquier caso, no les vendría mal leerse el libro de Dahl. 
x{0026}lt;P x{0026}lt;B Roald Dahlx{0026}lt;/B nació en 1916 en un pueblecito de Gales (Gran Bretaña) llamado Llandaff en el seno de una familia acomodada de origen noruego. A los cuatro años pierde a su padre y a los siete entra por primera vez en contacto con el rígido sistema educativo británico que deja reflejado en algunos de sus libros, por ejemplo, en Matilda y en Boy. Terminado el Bachillerato y en contra de las recomendaciones de su madre para que cursara estudios universitarios, empieza a trabajar en la compañía multinacional petrolífera Shell, en África. En este continente le sorprende la Segunda Guerra Mundial. Después de un entrenamiento de o cho meses, se convierte en piloto de aviación en la Royal Air Force; fue derribado en combate y tuvo que pasar seis meses hospitalizado. Después fue destinado a Londres y en Washington empezó a escribir sus aventuras de guerra. Su entrada en el mundo de la literatura infantil estuvo motivada por los cuentos que narraba a sus cuatro hijos. En 1964 publica su primera obra, Charlie y la fábrica de chocolate. Escribió también guiones para películas; concibió a famosos personajes como los Gremlins, y algunas de sus obras han sido llevadas al cine. Roald Dahl murió en Oxford, a los 74 años de edad.x{0026}lt;/P
			
  | 
        ||||||