Dickens, cuando contaba con tal solo veinticinco años y todavía firmaba como Boz, recibió el encargo de escribir las memorias de Joseph Grimaldi, el famoso clown, a partir de la propia autobiografía que el payaso había dejado escrita poco antes de morir. Grimaldi fue el payaso británico más importante del siglo XIX y, por qué no, de todos los tiempos, hasta tal punto que su nombre de guerra ( Joey) se usa todavía en Inglaterra como sinónimo de clown. En sus casi cincuenta años de carrera, Grimaldi trabajó en teatros hoy míticos como el Sadler's Wells, el Drury Lane o el Covent Garden, por lo que su biografía ofrece también un panorama del teatro británico a comienzos de 1800.
A caballo entre el documento testimonial y la novela, lo que está claro es que estas Memorias, traducidas y anotadas por el escritor Eduardo Berti, no son solo un documento excepcional de la época, sino que en ellas está esa sabia mezcla de humor y de horror y esa tendencia a la exageración que han hecho de Dickens uno de los autores más admirados de la historia de la literatura.
Charles Dickens nació en Portsmouth en 1812, aunque pasó su infancia entre Londres y Kent. Obligado a abandonar la escuela y trabajar desde muy pequeño, Dickens llevó a cabo una completa formación autodidacta hasta convertirse en uno de los escritores más conocidos de la literatura universal y uno de los novelistas más influyentes. Desde Los papeles póstumos del Club Pickwick(1837) hasta El misterio de Edwin Drood, que dejó inconclusa al momento de su muerte en 1870, la bibliografía de Dickens está plagada de obras maestras, entre las que descatan Oliver Twist (1839), Casa desolada (1853), Tiempos difíciles (1854), Historia de dos ciudades (1859), Grandes esperanzas (1861), por nombrar tan solo algunas de ellas.
Charles Dickens (Portsmuth, 1812 Gadshill, 1870) ha llegado hasta nosotros como el autor más importante e influyente de la literatura victoriana. Sus obras y su peripecia personal, íntimamente relacionadas, plasmaron no sólo el pulso social de su época, también el terrible estado moral de una sociedad atrapada en la desigualdad y las convenciones. Dickens experimentó la miseria, el éxito popular, la cárcel, el hambre... sólo logró cumplir con el más íntimo de sus anhelos, la libertad, entregándose a la literatura. Aunque muchas de sus obras gozaron de un extraordinario favor popular, baste decir que muchas de ellas fueron publicadas por entregas, en formato folletín; serían las críticas entusiastas de George Gissing y G. K. Chesterton las que encumbrarían a Dickens como el autor más importante de la literatura inglesa del siglo XIX.
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