Maravillas del crepúsculo

Maravillas del crepúsculo

Sjón

Editorial Nórdica
Lugar de edición Madrid, España
Fecha de edición febrero 2011

Idioma español
Traducción de Bernárdez, Enrique

EAN 9788492683383
216 páginas
Libro Dimensiones 14 mm x 22 mm


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P.V.P.  19,50 €

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Resumen del libro

Tras la buena acogida de El zorro ártico (Premio de Literatura del Consejo Nórdico), publicamos la última novela del escritor islandés Sjón.
Corre el año 1635, la tierra sigue estando en el centro del universo, los cuernos de unicornio son un cotizado artículo de lujo y las piedras se usan para curar enfermedades. El escritor y escultor Jónas Pálmason el Erudito, es condenado por propagar la magia y desterrado a la isla de Björn el del Oro. La novela se construye sobre la vida y las ideas de aquel islandés autodidacta al que se puede considerar la encarnación del siglo XVII. Sjón narra, entre otras muchas cosas, las consecuencias más lamentables de la Reforma Protestante, el heroico exorcismo de un fantasma en la comarca de Snjáfallaströnd, el culto secreto a la Virgen María, y el asesinato de unos balleneros vascos que naufragaron en los fiordos occidentales y, después de vivir un tiempo en la zona, fueron asesinados sin que se sepa bien la causa exacta. Fue la matanza más grande que tuvo lugar en Islandia desde la Edad Media hasta hoy mismo. En su islote, Jónas rememora su vida y el lector lo acompaña en las tormentas del corazón y la mente durante los tiempos de las maravillas del crepúsculo.
Maravillas del crepúsculo es una lectura deliciosa, accesible a todos los lectores. El relato es emocionante y universal, solamente el dolor del trasero por pasar tanto rato sentado logrará hacerte levantar. ¡Feliz diversión! Sigur ur Hróarsson, Fréttabla i
Sjón (Reykiavik, 1962), seudónimo de Sigurjón Birgir Sigurdsson, y que significa visión , es uno de los escritores más interesantes e innovadores de Islandia. Sus libros de poemas, novelas y cuentos para niños han tenido mucho éxito de crítica y público. En 2005 obtuvo el Premio de Literatura del Consejo Nórdico por El zorro ártico (Skugga-Baldur), publicado en esta misma colección.??Sjón es también una figura importante de la música islandesa. Es mundialmente conocido como autor de algunas canciones de Björk, como Isobel , Jóga y Oceania , entre otras. Además, es autor de las canciones de la película Bailar en la oscuridad, de Lars von Trier, interpretadas por la cantante islandesa; una de ellas fue nominada para el Oscar a la mejor canción original. Sjón también apareció como vocalista invitado en el álbum Luftgitar del grupo islandés Sugarcubes bajo el seudónimo de Johnny Triumph. FRAGMENTO:
Volvía de la caza. En la mano derecha llevaba la pequeña red, en la izquierda la linterna, en el zurrón guardaba mi captura, un jabalí de acerados colmillos; una criatura enorme que andaba suelta por las tierras del Norte y había causado gran daño antes de que se descubriese su presencia y me enviaran a mí a cazarla. No era el primer retoño del viento del Norte que lograba abatir: el lobo que lloraba leche, la liebre acuática de una sola pata, el alce de falo dorado y la reina trucha peluda, todos ellos habían conocido mi red; pero este jabalí de grandes dientes era en verdad el monstruo más endemoniado que el Norte había escupido por su fría nariz.
Por eso lo llevé conmigo en vez de abandonarlo en el campo de batalla, como mandaban las reglas. Albergaba la idea de arrojar la carroña a los pies de mis hermanos, para que mi padre viese cuál de sus hijos mostraba mayor empeño en conservar nuestro mundo dentro de sus límites; si quienes nunca abandonan el palacio paterno que los envuelve por doquier y se dedican a labores de alta administración (con tal nombre era exculpado el cortesano) o yo, que alzaba el vuelo hacia el Sur para matar a toda suerte de abominaciones.
Crujió el vacío bajo mis talones mientras hacía con denodado esfuerzo el camino de regreso. Me aguardaba la cena en el palacio, iluminado y majestuoso con sus torres y espiras que se extendían por todo el universo, como el infantil parloteo de un sol recién creado. Y entre el segundo plato y el postre tenía la intención de ponerme en pie, acercarme a mis hermanos y extraer del zurrón el varraco de acero. Pero no había avanzado mucho cuando me di cuenta de que en el reino de los cielos no todo estaba como es debido. No había nadie de guardia en la puerta, nadie gritó ¡Eh, quién vive! desde la muralla, no llegaba desde la sala de banquetes el habitual rumor, nadie celebraba una secreta reunión amorosa en el portal. En cambio, hasta mis experimentados oídos de cazador llegaba el murmullo de débiles alas y suspiros de dolor que se quedan atascados en la tráquea. Aparté de mí la linterna, la red y el morral. Un instante después me encontraba en el atrio, un momento más tarde subía corriendo las escaleras en dirección al salón del trono abrí la puerta de un empellón.
La situación de la sala era caótica, muchos de los ángeles reían de terror, otros lloraban con una risa hueca, otros reían y lloraban al tiempo. Muchos incluso habíanse quitado las largas túnicas. Se arrastraban con la frente pegada a los fríos escalones del trono, dejando que los látigos azotaran sus ardientes hombros. Los hermanos más jóvenes corrían por las salas todas, sin rumbo, cual niños pequeños, sin dejar por un momento de berrear el nombre del padre. Los más trastornados se apoyaban en columnas y bancos y vomitaban en espasmos hasta que el ectoplasma brotaba de ellos a borbotones y se derramaba sin freno por los suelos azulados del cielo. Pero por debajo de la espantosa escena se escuchaba el susurro que se crea cuando la desesperación busca su salvación en las alas de la huida, y las barbas de las plumas tiemblan y el aire juega con ellas produciendo agudos silbidos, como un niño que silba con la hojita de alguna planta; el ruido había resquebrajado ya las murallas que rodean el palacio y llegaba hasta mí en el camino de la entrada. El grito de alarma de los ángeles:
¡Él es todo!
La idea se introdujo en mi mente y en un instante me paralizó: ¡lo impensable había sucedido! Y estaba ya a punto de perder el control sobre mí mismo cuando sentí el hedor. En las ventanas de mi nariz jugueteaba un olor que jamás había jugueteado en las estancias de mi padre y que, hasta aquel mismo instante, había estado excluido del cielo. Porque los mundos que él había creado, con sus animales y plantas, y el mundo de él mismo, no se podían mezclar. Como la luz y las tinieblas, decía él.
Miré al padre, que estaba apoltronado en su trono. A juzgar por la expresión de su rostro, todo iba perfectamente; la cabeza resplandeciente como la nieve estaba un poco inclinada, como si estuviera contemplando algo pequeño que tuviera en la palma de la mano. A su izquierda estaba mi hermano Miguel, que parecía el único capaz de dominar sus sentimientos. Pero yo que conocía a Miguel mejor que nadie, vi que la sonrisa de su rostro era la sonrisa amarga que se dibujaba en su semblante cuando, en nuestros juegos, se declaraba vencido. Me saludó con un lento movimiento de la cabeza, pero sin apartar los ojos de lo que nuestro padre tenía en la mano.
Sí, allí se te podía ver en su mano, las rodillas bajo el mentón, respirabas tan rápido y tan débilmente que temblabas como la aleta pectoral de un espinoso. El padre apretó la yema del dedo sobre tu espinazo e inclinó la mano con cuidado para que te estirases, te dieras la vuelta y te volvieses de espaldas. Me acerqué para observarte mejor. Tú te rascaste la nariz con el puño cerrado, ronroneaste de una forma dulcísima y te quedaste mirándome con fijeza con ojos egoístas con la boca muy abierta. Y vi que esa boca jamás se saciaría, que sus mandíbulas jamás dejarían de morder, que la lengua nunca se cansaría de bañarse en la sangre de otros seres vivos. Entonces se movieron tus labios. Intentaste decir tu primera palabra. Y la palabra era: YO . Pero el padre te interrumpió y se dirigió a mí con voz amistosa e imperativa a la vez:
Lucifer, mira al hombre, ahora te inclinarás ante él igual que tus hermanos
Te miré una vez más y en ese momento surgieron de ti negras heces cenagosas. Con la velocidad del rayo te llevaste la mano al ano, cogiste un puñado de lo que allí había y te lo metiste en la boca.
Como es bien sabido, yo no incliné la rodilla ante aquel nuevo animalito del padre, por eso fui expulsado del cielo junto a los que quisieron seguirme. Pero a ti, ser humano, te regalé al despedirme mi visión de ti.
I. (Equinoccio de otoño de 1635)
Es de tamaño mediano Los ojos cercanos a la nariz, siempre brillantes y castaños, el encaje de los ojos, pálido La nariz bastante larga, gruesa y poderosa, con la punta un poco inclinada hacia abajo, oscura aunque algo más clara en la raíz Cuello corto y ágil de movimientos, rechoncho, de piernas cortas y flacas, el torso abombado y el vientre prominente Por arriba, un oscuro castaño grisáceo, encrespado desde el cuello hasta mitad de la coronilla Luce manto pardo, ceñido de corte, aunque el crepúsculo le presta tonos de azul pálido; las calzas claras, la camisa moteada Es impertinente con los de su propia familia, parlanchín con los demás Así suele describirse al correlimos oscuro, y así me describen a mí. Y muchas cosas puedo imaginar peores que tú, pequeño Playero, pues ambos anadeamos de la misma forma, estamos forjados del mismo hierro: tú fuiste creado el cuarto día, yo, el sexto ¿Y si hubiera sido al contrario? ¿Y si yo hubiera sido creado el día en que fuisteis creados los que voláis bajo el firmamento y tú hubieras sido creado como señor de la tierra?
Estaría entonces el pájaro aquí, sobre una piedra, mirando pensativo al estúpido hombre que echaría a correr junto a la orilla, gimiendo de miedo con el reflujo, nunca vuelve Hombre y ave, un hombre con corazón de ave, un ave con raciocinio de hombre, el ave con corazón de hombre y el hombre con raciocinio de ave Somos semejantes casi en todo ¿Y por qué no iba a ser así? Hace poco, sostuve en la palma de mi mano a un hermano tuyo mordido por un págalo, acariciando su cadáver con los dedos de la misma mano Por debajo de las plumas pectorales noté primero la quilla, rota, y luego la parte blanda donde se alojan los riñones y los intestinos Y mientras observaba el pájaro, con la mano libre acariciaba mi vientre vivo Esto sucedía en plena canícula, cuando los días cálidos visitan Bjarnarey, la isla de Björn, y no me resultaba difícil observarme a mí mismo porque no iba vestido de otra cosa que de mí mismo Pero así se me permitía vivir, pues estaba solo y nadie venía a verme, a no ser el Hacedor, que conoce su oficio mejor de lo que el oficio se conoce a sí mismo Y la marca de autor del Creador no está oculta, mi cuerpo todo lleva la misma marca que el de los plumíferos Pero aunque nuestras constituciones sean tan semejantes, el decurso de nuestras vidas es como los manuscritos de dos escribas que han aprendido de la misma cartilla y ahora escriben el mismo relato, uno está en Ögur y el otro en Hólar, ambos leen con esmero el pergamino Mas el lector erudito se da cuenta de la brusquedad del óvalo en la d trazada por el escriba que está bajo la protección de los tiranos, y la bellamente curvada e inclinada hacia delante del otro, el que ha sido acogido por los siervos de Dios para alivio de su infortunio Tú, ave, eres la letra que fue trazada con destreza en un momento de calma en casa del señor, pero puedo aceptar que mi imagen está tachada o es fruto de un error del manuscrito de mis envidiosos y mis enemigos: Jónas es un bribón, Jónas es un hombre artero y perverso, Jónas es un fanfarrón, Jónas es un mentiroso, Jónas es un bufón .
Sí, así me pintan en sus escritos calumniosos y en los dardos verbales que envían por delante de mí adonde quiera que vaya Digo esto porque, según los ancianos de Jerusalén, el material de construcción de la existencia y de nosotros sus habitantes no es sino la saliva de la lengua del Señor cuando pronunció el universo, como si este fuera un relato tan inmenso que nadie, excepto Él mismo, alcanzara a vivir para escucharlo entero; el desdichado ser humano da gracias por cada hora que se le permite oír los fragmentos de la historia que a él mismo se refieren Y así, pequeñas criaturas como nosotros, Jónas y el correlimos, no somos sino palabras de la estirpe de las más pequeñas, de las formadas por una única letra; o , a , i , u Estas son palabras comprensibles para todos y así los hijos de Adán son capaces de gritar su propio nombre: La criatura atormentada , cuando a alguno de ellos le toca en suerte un dolor o alguno se rompe un dedo del pie ¿Pero por qué me acudió a la mente la letra d y no otra cualquiera? ¿Qué significa d en el árbol alfabético de Abraham Salómonsson? ¿En qué rama floreció esa letra? ¿Es Daleth? ¿Había un ave posada sobre ella, trinando al sol matutino? ¿Había un hombre colgando boca abajo de una cuerda atada a la rama? Aquí estoy sin libros y ciego Junto al último glaciar entre las montañas, junto a las más lejanas playas, tú trinas e introduces en la arena gris el pico rojo como las algas, agradecido por la vida que la omnipotencia te concede Fuera de la estancia en el reino de los cielos, no existe nada tan apetecible, y hasta el último de los islandeses espera con ansia poder vivir en paz su vida; aquí naciste, allá persigues la salvación de la vida, y aquí morirás Es una delicia para los ojos que estés vivo, correlimos, y sea donde fuere que te reclamen tras la muerte, el placer que produces habrá desaparecido de ti Nos conocimos hace medio siglo, mucho mejor en los últimos cinco años, y mejor aún cuando las plumas de tus alas se soltaron de tu corrompido manto, se cernieron sobre la cresta de la playa, se adentraron en las ciénagas y abandonaron la comarca, subieron las laderas, muy alto, y se dejaron caer a los pies de mi abuelo, Hákon, hijo ormó ur el hijo de Salómon, carpintero de ribera Iba a recoger bayas con Jónas, el muchacho, y cuando ya había renunciado a convencer al chiquillo de que recogiera él también, me cantó una salutífera composición, aunque la mayor parte fue cuando íbamos caminando los dos solos Aquel día, la bendita Lilja del viejo Eysteinn y llegó al pasaje del poema en el que yo siempre me echaba a reír, cuando se describe la visita de Lucifer al martirizado Rey en el leño sagrado Yo tenía seis años de edad y sabía bien que mi risa era estúpida y pecaminosa Pero desde el momento mismo en que recitaba las primeras palabras del precioso poema, empezaba a temer la llegada del momento en que dijera que la cruz mirado haya el maligno y el temor de no poderme reprimir se iba adueñando del torpe que habitaba en mi mente Naturalmente, no era por culpa de la historia admirable de la redención del hombre ni por la magnífica composición del poeta, era por la mueca que se dibujaba en el semblante de mi abuelo cuando entonaba la palabra mirado Entonces volvía a inclinarse sobre el pie izquierdo de modo que el hombro derecho se levantaba y el otro descendía, al tiempo que enarcaba las cejas y en la boca aparecía una hinchazón cuando la palabra cruz brotaba entre los labios; lo hacía de modo involuntario, ni siquiera se daba cuenta él mismo Entonces me echaba yo a reír Nada me parecía más absurdo que imaginar que el hijo del hombre hubiera imaginado el rostro de la repulsiva serpiente maldita de Satán, tan extraña como la expresión de mi abuelo Hákon en ese instante Bajaba la cabeza y me cubría la boca con las manos, pero la risa ahogada escapaba veloz entre mis dedos como el veneno escupido de sus dientes El abuelo se detuvo de repente y observó al muchacho de arriba abajo Una pluma de correlimos cayó junto a la puntera de su zapato Dijo:
Me parece que vas a tener buena memoria, Jónas
El abuelo se puso en cuclillas para situarse a mi altura, alargó la mano hacia la pluma, la sostuvo un instante entre los dedos y luego me la metió en el pelo, junto a mi oreja derecha:
Ahora tendremos que enseñarte a leer libros Y esa pluma purpúrea y gris de tus alas fue mi primer puntero de lectura, cuando él empezó a enseñarme lectura con un pergamino Pero este dulce encuentro de una mano infantil y el cañón de una pluma marcó también la separación de muchacho y ave Aunque la punta de la caña de la pluma rozaba el pergamino cuando yo iba avanzando penosamente de palabra en palabra, nada de esa sabiduría hallaba su lugar en ti pero se grababa todo en mi memoria de niño Sí, hasta el momento en que me hube de inclinar por causa del saber, todo nuestro conocimiento había tenido su origen y su frontera última en la existencia carnal; en cómo tú y yo predecíamos vientos y lluvias ¡Oh, ojalá nunca hubiera aprendido a leer! Allí comenzó el hombre Jónas su largo camino de lágrimas por la tierra que las maravillas del crepúsculo de la Reforma habían hecho surgir con la quema de santas cruces y la destrucción de viejos libros, pero la pequeña golondrina de las lluvias habita aún en la inocencia y la dicha de la ignorancia Es mi deseo, plumífero nabo de tierra, que la madre de Dios te mire con aprobación, incluso cuando la gran luminaria del cielo se rompe en mil soles en el rocío del día de Pascua sobre las alas que cubren tu cabeza de tonto y cuando la luna blanquea la palidez nívea de tu pecho en Nochebuena: recuerdas la inmensa alegría de la pleamar y la recordarás en la angustia del aguaje
Uit-uitt
Me llega la respuesta desde la playa y el correlimos se levanta de la piedra Se va con rápidas aletadas de sus cortas alas, se dirige hacia el mar pero gira al instante y regresa a la playa, mas en el brevísimo instante en que mis ojos lo siguen en su vuelo, veo la azulada franja de la tierra firme De otro modo, no miro nunca hacia allá desde mi asiento en lo más alto de la Peña del Oro No, en esa dirección prefiero no dirigir mi fría nariz ¡Cómo agita mi ánimo esa visión! Es demasiado doloroso sentir así al mismo tiempo el aroma de la dulzura y el hedor apestoso A toda prisa huiría de este peñasco y no volvería Ahora es este mi hogar En la azul playa me esperan tan solo sufrimientos y grilletes, porras, calumnias y veneno, las víboras se rajan por el medio para fingir que caminan sobre dos piernas
* * *
PIZCA NAVEGANTE: la más pequeña raza de aves es llamada pizca navegante. Es apenas un tercio del correlimos; está moteada en blanco y negro. Por eso, cuando la tierra es yerma, dicen los hombres que no cae ni pizca de nieve. Los hombres piensan que es una especie de alga, de cuatro o cinco brazas y sin raíces, la que engendra esa pequeña raza de aves; si la pizca navegante es eso u otra cosa, no lo sabemos.

Biografía del autor

Sjón (Reykjavík, 1962), seudónimo de Sigurjón Sigurdsson y que significa visión , es uno de los escritores más interesantes e innovadores de Islandia. Sus libros de poemas, novelas y cuentos para niños han tenido mucho éxito de crítica y público. En 2005 obtuvo el Premio de Literatura del Consejo Nórdico por El zorro ártico (Skugga-Baldur), publicado en esta misma colección. Sjón es también una figura importante de la música islandesa: autor de las canciones de la película Bailar en la oscuridad, de Lars von Trier -interpretadas por la cantante islandesa Björk-, una de las cuales fue nominada para el Óscar a la mejor canción original.<br>





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