Editorial Alba
Lugar de edición
Barcelona, España
Fecha de edición febrero 2017 · Edición nº 1
Idioma español
EAN 9788490652848
398 páginas
Libro
encuadernado en tapa blanda con solapas
Dimensiones 140 mm x 210 mm
La señora Bovary, que hoy presentamos en una nueva traducción de María Teresa Gallego Urrutia, defendida en su día por Baudelaire y Sainte-Beuve ( Flaubert maneja la pluma como otros el escalpelo ), reivindicada por Zola y el naturalismo, rescatada por Sartre y los autores del nouveau roman, admirada por Nabókov por su incomparable imaginación plástica , es aún hoy un modelo central de lo que debe y no debe ser una novela.
Yo celebro que Emma Bovary -ha escrito Vargas Llosa- en vez de sofocar sus sentidos tratara de colmarlos, que no tuviera escrúpulo en confundir el cul y el coeur, que, de hecho, son parientes cercanos, y que fuera capaz de creer que la luna existía para alumbrar su alcoba.
Gustave Flaubert. En el siglo que afianza la novela como género, destaca la figura de Gustave Flaubert (Ruan, 1821-Croisset, 1880), uno de sus máximos representantes europeos, puente entre el romanticismo y el realismo. Su obra más célebre (una obra maestra) es Madame Bovary (1856), por la que fue llevado a juicio acusado de ofensas a la moral. Su búsqueda de la palabra exacta y su minucioso trabajo estilístico pueden quizá justificar una producción escasa. En Salambó (1862) se acerca a la novela histórica y exótica, para volver a lo contemporáneo en La educación sentimental (1869). En 1874 publicó La tentación de San Antonio, obra de la que redactó tres versiones. En 1877 aparece Tres cuentos, y póstumamente (1881) Bouvard y Pécuchet, un análisis de la estupidez humana, que fue una de sus preocupaciones. Se definía como un hombre-pluma por su intensa dedicación literaria, pero también como un monje en la aspereza solitaria de su retiro en Croisset, que interrumpía a veces para sus reuniones parisinas con Théophile Gautier, los hermanos Edmond y Jules de Goncourt y Guy de Maupassant.
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