Editorial Alfar
Colección Clásicos del siglo XIX, Número 0
Fecha de edición diciembre 2022 · Edición nº 1
Idioma español
EAN 9788478989621
212 páginas
Libro
encuadernado en tapa blanda
Dimensiones 130 mm x 215 mm
La razón de la sinrazón fue una obra incomprendida y relegada por algunos de los grandes estudiosos de Galdós.
A partir de las últimas décadas del siglo XX, una nueva crítica la valoró y encuadró en la visón regeneracionista del autor, tan presente en sus últimas producciones.
Esta primera edición crítica de la novela subraya que la intención renovadora de la sociedad española de principios de la pasada centuria, se adecúa perfectamente al género de la fábula.
Arimán plantea la situación: mantener a Alejandro y Ursaria en la Sinrazón.
Atenaida reacciona: lucha por alejar a ambos de la Maldad y conducirlos a la Razón.
Esta tensión la desatará un cataclismo de autor desconocido.
El que acciona el detonador queda en suspense.
Puede ser el Diablo o Dios.
La violencia selectiva parece adaptarse a un destinatario de clase media partidario de la regeneración nacional, pero inseguro de quién debe ejercer la violencia que conduzca a la victoria de la Verdad y La Razón.
Benito Pérez Galdós nació en Gran Canaria en 1843. Con veinte años viajó por Europa como corresponsal y a la vuelta tradujo a Dickens a partir de las ediciones francesas. En 1873 empezó a publicar los Episodios Nacionales, obra que le granjeó una inmensa popularidad y que continuaría escribiendo a lo largo de cinco series y a la par que novelas como Fortunata y Jacinta (1887), Miau (1888), Tristana (1892), Misericordia (1897), El abuelo (1897), Casandra (1905), El caballero encantado (1909; Nocturna, 2024) y La razón de la sinrazón (1915). En 1897 fue nombrado miembro de la Real Academia de la Lengua Española. Colaboró con diversos medios de comunicación y perteneció al Partido Progresista de Sagasta, al Partido Republicano y a la Conjunción Republicano-Socialista (con este último, fue diputado en las Cortes en las legislaturas de 1907 y 1910). En 1912 fue propuesto para el Premio Nobel de Literatura y un año después se quedó ciego. Murió en Madrid en 1920.
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