Editorial Penguin Clásicos
Colección PENGUIN CLÁSICOS
Fecha de edición julio 2015 · Edición nº 1
Idioma español
EAN 9788491050889
312 páginas
Libro
encuadernado en tapa blanda
Dimensiones 125 mm x 190 mm
x{0026}lt;p >x{0026}lt;B>Los mejores libros jamás escritosx{0026}lt;/B>x{0026}lt;/P> x{0026}lt;P ALIGN=JUSTIFY>Jim Hawkins regenta, junto a sus padres, la posada Almirante Benbow. Su vida discurre tranquila entre la barra y las mesas hasta que, un día, un viejo marinero entra en su fonda acarreando un pesado secreto... De la noche a la mañana el joven Jim se encuentra en la cubierta de la x{0026}lt;I>Hispaniolax{0026}lt;/I>, rodeado de rudos marineros, agasajado por un misterioso cocinero cojo, ansiosos todos ellos por encontrar el codiciado tesoro del capitán Flint.x{0026}lt;/P> x{0026}lt;P ALIGN=JUSTIFY>Esta edición, que recupera la buena labor traductora de Jordi Beltrán, se abre con un estudio de John Sutherland, máxima autoridad en literatura victoriana y célebre anotador stevensoniano, quien a su vez indaga en los entresijos más recónditos de la novela (y su proceso de escritura) en los apéndices.x{0026}lt;/P> x{0026}lt;P ALIGN=JUSTIFY>x{0026}lt;B>«Quince hombres tras el cofre del muerto,x{0026}lt;/B>x{0026}lt;/P> x{0026}lt;P ALIGN=JUSTIFY>x{0026}lt;B>¡oh, oh, oh y una botella de ron!x{0026}lt;/B>x{0026}lt;/P>
(Edimburgo, Escocia, 1850 - Samoa, 1894) es uno de los escritores que más ha influido en la literatura del siglo xx. Aunque estudió leyes y ejerció como abogado, acabó dedicándose exclusivamente a escribir gracias al éxito de obras como La isla del tesoro (1883) y El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde (1886). En 1880 se casó con Fanny Osbourne, una norteamericana diez años mayor que él, con la que se trasladó a vivir a Estados Unidos. Enfermo de tuberculosis, en 1888 emprendió un viaje por el Pacífico Sur y acabó instalándose en Samoa, donde los aborígenes le bautizaron Tusitala ( el contador de historias ). Yace enterrado en la cima del monte Vaea de esa isla, acompañado desde 1915 por las cenizas de su mujer, a la que los samoanos llamaban Nube Voladora.
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