Editorial Rey Lear
Fecha de edición octubre 2010
Idioma español
Traducción de Martínez Muñoz, Catalina
Prologuista Alifano, Roberto
EAN 9788492403479
128 páginas
Libro
Dimensiones 12 mm x 18 mm
Un año después de publicar El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde (1886), Stevenson inició la escritura de sus Fábulas, que no aparecerían hasta 1896, dos años después de su muerte. La libertad que le proporcionaba no exponer esta obra a la reacción de sus lectores le permitió emplear un estilo más descreído y sarcástico, preciso y elíptico. Borges, que las tradujo al español junto a Roberto Alifano, las definió como una breve y secreta obra maestra . En 2006, la Universidad de Yale descubrió en los fondos de la colección Beinecke dos nuevas fábulas, El simio científico y El relojero, que esta edición recoge en libro por primera vez, lo que supone un acontecimiento literario. En el prólogo, Alifano destaca que más de cien años después de su publicación, esta obra nos sigue sorprendiendo como lectores y sigue siendo una enseñanza para quienes aspiran a escribir .
x{0026}lt;P x{0026}lt;B Robert Louis Stevensonx{0026}lt;/B (1850-1894) nació en Escocia. Su natural enfermizo propició una infancia dedicada a la lectura y la invención de historias. Hijo y nieto de constructores de faros, estudió derecho en la Universidad de Edimburgo. A partir de los veintiséis años, empezó a viajar en busca de climas más benignos para su tuberculosis. Se casó con una mujer mayor que él, Fanny Osbourne, divorciada y con hijos. Entre sus libros más célebres hay que citar el inmortal x{0026}lt;I La isla del tesorox{0026}lt;/I (1881), x{0026}lt;I La Flecha Negrax{0026}lt;/I (1883), x{0026}lt;I El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hydex{0026}lt;/I (1886), x{0026}lt;I El señor de Ballantraex{0026}lt;/I (1889) o x{0026}lt;I Noches en la islax{0026}lt;/I (1893). También fue autor de sencillos y memorables versos. Pasó los últimos años de su breve vida navegando por el Pacífico Sur, hasta que recaló en Upolu, una de las islas Samoa, donde se construyó una casa en la que, a los cuarenta y cuatro años, murió de un ataque cerebral. Los aborígenes de la isla, que le habían bautizado con el nombre vernáculo de Tusitala ( Cuentacuentos ), velaron su cuerpo durante toda la noche. Está enterrado en el monte Vaea, frente al mar.x{0026}lt;/P
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