Anna Akimovna, propietaria de una fábrica en una provincia rusa, se debate en plenas fiestas de Navidad entre la añoranza de su infancia, cuando aún no le había sonreído la fortuna económica, y sus deseos de encontrar un marido que rompa su soledad. Durante dos días vivirá el contraste de dos mundos: el de sus obreros, a los que respeta pero es incapaz de comprender, y el de sus colaboradores y amigos, que repudia por su egoismo y frivolidad.
Con delicado sentido del humor, Chéjov reconstruye mediante suaves pinceladas las contradicciones de una sociedad, a finales del siglo XIX, que ansia y teme al mismo tiempo los cambios que se avecinan. Entre todos los personajes, magistralmente construídos, destacan las mujeres: la propia Anna Akimovna, su campechana tía y la bella doncella Masha, que no logra el amor del cursi lacayo Mishenka.
Fernando de Pulgar trabajó sucesivamente en la corte de Juan II de Castilla (que reinó entre 1406 y 1454) y en la de su sucesor, Enrique IV (1454-1474), en la que fue nombrado secretario real y consejero de Estado, confiándosele importantes misiones y embajadas en Roma y en París, así como la educación de varios nobles. Ya se había retirado cuando fue llamado de nuevo a la corte para que ejerciera de cronista real de los Reyes Católicos. Hombre de amplia formación humanista, sus muy influyentes trabajos como historiador x{0026} x02013;entre los que destaca su incompleta Crónica de los Reyes Católicosx{0026} x02013; destacan por la bondad y la elegancia de su prosa. Pero el ingenio y el humor de Fernando de Pulgar hicieron de él, además, un personaje popular, al que se atribuían toda suerte de refranes, consejas y apotegmas. Falleció hacia el año 1492.
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