Alguien dijo que todos los cuentos son tristes, pues tratan de la vida, que es triste. Tal vez esa premisa no se cumpla siempre pero sí en las dos historias que componen esta nueva entrega de Francis Scott Fitzgerald. La primera, El gominola , trata de un ser anodino, uno de tantos fracasados que no esperan de la existencia mucho más que dos o tres rutinas manejables. Jim Powell tendrá, no obstante, la oportunidad de atisbar otros mundos distintos y, con ellos, la posibilidad de una redención. Pero acaso su condición de gominola, de haragán de los billares y los bares de mala muerte, sea más fuerte que todas las promesas de felicidad, igualmente fútiles.
Primero de mayo es una novela corta, casi una novela coral, que enfrenta dos mundos irreconciliables: el lujo, el optimismo y el dinero contrapuestos a la desdicha, la pobreza y la apatía vital. Gordon Sterrett, como Jim Powell en El gominola , buscará su absolución en un ensueño de juventud y encanto que le rechaza: el infierno no cabe en el paraíso. Por su lado pasan fugazmente personajes como Edith Bradin, hermosa encarnación de cuanto Gordon ha perdido; los soldados Key y Rose, reverso patético del fulgor del grand monde, y los grotescos señor Entrada y señor Salida, figuras bufas cuyas cómicas intervenciones contribuirán a resaltar la magnitud del dramático desenlace. La capacidad de penetración de Francis Scott Fitzgerald, su conocimiento de todos los matices de la naturaleza humana, hacen de estos relatos dos indiscutibles e inolvidables obras maestras, a la altura de los mejores cuentos de su autor.
Francis Scott Fitzgerald (1896-1940) fue uno de los mejores representantes de la literatura norteamericana del siglo XX e integró con otros notables escritores de su tiempo la llamada Generación Perdida. Sus cinco novelas y casi doscientas narraciones cortas retratan el espíritu brillante, ligero y desesperado de los años 20 y 30. Junto a su esposa, la también escritora Zelda Sayre, con la que viajó a los centros artísticos del momento: París, Nueva York y Hollywood, vivió aquella era del jazz a un ritmo trepidante que supo trasladar a sus escritos. A su primera e impactante novela, A este lado del paraíso, se sumaron Hermosos y malditos, El gran Gatsby, Suave es la noche y la póstuma El último magnate, que junto a los relatos, los ensayos y la correspondencia conforman el legado de un escritor ineludible.
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