Una tarde de verano el sol resplandecía sobre los campos de trigo de los alrededores de un pueblo del País Vasco.Los segadores habían terminado su trabajo y descansaban bajo la sombra de un árbol enorme y frondoso a la entrada de una gran hacienda.Con ellos se encontraba Gianneta,una muchacha del pueblo muy lista a quien nada se le escapaba.Adina, la propietaria de la hacienda, estaba sentada un poco más lejos y leía un libro con atención.
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