Editorial Atalanta
Colección Ars Brevis, Número 0
Fecha de edición octubre 2007 · Edición nº 1
Idioma español
EAN 9788412842340
240 páginas
Libro
encuadernado en tapa dura
Dimensiones 140 mm x 220 mm
La conversación es un arte efímero y privado; quizá el más selecto de todos, ya que son muy pocos los elegidos que tienen la fortuna de escuchar y participar en cualquiera de sus mejores representaciones. Casi todos los que tuvieron el privilegio de conocer a Oscar Wilde coinciden en que era un conversador incomparable. Un aspecto esencial de su lúcida y amena conversación se preserva en los incontables e ingeniosos epigramas que brillan a lo largo de toda su obra; su secreto consiste en que, siendo al mismo tiempo ciertos y falsos, siempre tienen la virtud de ampliar nuestra visión de la vida. Pero Wilde también fue un gran narrador oral. Algunas de sus historias se basaban en anécdotas humorísticas sobre políticos y celebridades de su época, otras en fábulas poéticas o adaptaciones bíblicas, pero el efecto que tenían sobre su audiencia era siempre extraordinario, pues acaso esta privada faceta de su talento era la mejor manera que tuvo de expresarse. Dividido en dos secciones, este volumen reúne, por un lado, la más completa colección de sus epigramas que jamás haya sido publicada en español; y por otro, veintiocho cuentos orales inéditos, cuidadosamente espigados por Roberto Frías a partir de todo el material oral que existe registrado por amigos, conocidos y biógrafos. Tal vez, representan lo mejor de su incomparable genio.
p Novelista, poeta y dramaturgo, Oscar Wilde (1854-1900) nació en Dublín y se formó en el ambiente universitario británico. Viajó mucho y se instaló en París, donde conoció a autores como Zola, Gide o Mallarmé. Fue un hombre excéntrico que se vio sometido a juicio, encarcelado y condenado a trabajos forzados por su homosexualidad. El decadentismo y el esteticismo, pero también su peripecia vital influyeron fuertemente en su creación literaria. i El fantasma de Canterville /i (1888), i La importancia de llamarse Ernesto /i (1895), i De Profundis /i (1905) y, cómo no, i El retrato de Dorian Gray /i (1890), fueron sus mejores obras.<br>
|