Gustave Flaubert. En el siglo que afianza la novela como género, destaca la figura de Gustave Flaubert (Ruan, 1821-Croisset, 1880), uno de sus máximos representantes europeos, puente entre el romanticismo y el realismo. Su obra más célebre (una obra maestra) es Madame Bovary (1856), por la que fue llevado a juicio acusado de ofensas a la moral. Su búsqueda de la palabra exacta y su minucioso trabajo estilístico pueden quizá justificar una producción escasa. En Salambó (1862) se acerca a la novela histórica y exótica, para volver a lo contemporáneo en La educación sentimental (1869). En 1874 publicó La tentación de San Antonio, obra de la que redactó tres versiones. En 1877 aparece Tres cuentos, y póstumamente (1881) Bouvard y Pécuchet, un análisis de la estupidez humana, que fue una de sus preocupaciones. Se definía como un hombre-pluma por su intensa dedicación literaria, pero también como un monje en la aspereza solitaria de su retiro en Croisset, que interrumpía a veces para sus reuniones parisinas con Théophile Gautier, los hermanos Edmond y Jules de Goncourt y Guy de Maupassant.
Aurore Dupin (París, 1804-Nohant, 1876) Escritora francesa. Se educó con su abuela paterna en la propiedad de Nohant. En 1832, ya con el seudónimo de George Sand, publicó Indiana y Valentine y al año siguiente obtuvo un gran éxito con la novela Lélia. Conoció a Franz Liszt y al filósofo Félicité Robert de Lamennais, y fue discípula entusiasta del socialista Pierre Leroux. En 1838 inició su larga relación con Frédéric Chopin. Al producirse la revolución de 1848, acudió a París y participó de forma activa en los acontecimientos. De regreso a Nohant, donde residió casi de forma permanente hasta su muerte, protegió a escritores jóvenes, como Gustave Flaubert.
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