Bajo el signo de la noche

La novela me la devoré durante un pequeño viaje al mar del Norte.
El inicio, agobiante y espectacular, impacta de tal manera, que te persigue como recuerdo y pieza de puzzle imposible hasta el final. Ya no puedes dejar de leer.
Durante el intermedio las cosas van tomando sentido en un ida y vuelta temporal, poco a poco, en una la experiencia interesante.
Ya en el final, la trama se lía un poco, llegando a mi gusto a puntos de irrealidad, al querer situarlos el autor en su geografía alicantina. Pero la novela es eso, ficción, a veces tan inverosímil, que marginalmente puede llegar a ser cruda realidad.
Y por necesidad hay que llegar a la última página que pone el cierre a la historia. Un cierre contundente en el que encaja esa pieza imposible del puzzle.
Cerrando ya el libro, algo me golpeaba la cabeza. ¿Donde había tenido una sensación parecida de un estilo de redacción como este? Y finalmente recordé; las lecturas evangélicas de la pasión de Cristo en los Oficios de Semana Santa.