Editorial Folio-Gallimard
Fecha de edición octubre 1998
Idioma francés
EAN 9782070394357
320 páginas
Libro
En 1523, en Allemagne, on couronne un paysan, Hans, qui sera, sous le nom de Bacchus, roi pendant sept jours. Il se lance dans de grandes réformes, se réclame d'un Christ révolutionnaire, ami du peuple, dont il soulève pourtant la colère. Il finit mal.
En 1951, Cocteau, au sommet de sa gloire, et qui s'est imprégné des livres sur la Réforme et Luther, propose, par la bouche de son héros, une explication de l'univers, où la vérité apparaît comme la valeur suprême. À la scène, l'écrivain a toujours représenté un éternel suspect (lui-même ?), selon des procédés dramatiques éprouvés, jusqu'au meurtre final. Ici, l'actualité compte autant que l'Histoire, par les attaques contre l'Église catholique, les revendications ouvrières, le rejet radical de l'ordre établi, l'évocation du désarroi de la jeunesse. Bacchus est, avec La Machine infernale, la pièce la plus importante de celui qui peindra, à la chapelle de Milly, le Christ en croix et le Christ ressuscité.
Jean Cocteau (Seine-et-Oisc, 1889 París, 1963) fue una de las figuras principales de la cultura francesa del siglo XX. Se expresó sobre todo como escritor, pero sus inquietudes nunca se vieron satisfechas con una sola actividad, ni tampoco con un único estilo. Brillantísimo polímata y genuino camaleón, Cocteau fue transitando desde sus comienzos románticos hacia el experimentalismo de una literatura que se quería la respuesta adecuada al cubismo pictórico. De un modo u otro, el francés siempre se situaba en primera fila de lo que podía considerarse la vanguardia, cuando no era su propia obra la que generaba esa actitud de avanzadilla estética. Se aprecia en su labor poética el encandilamiento con la palabra y su sonoridad: Poésies (1920), Opéra (1927), Clair-Obscur (1954). Pero si su dimensión poética puede acaso denotar un cierto gusto por el refinamiento extremado, no ocurre lo mismo con sus novelas, como Le Potomak (1919), Thomas limposteur (1923) y, muy especialmente, Les enfants terribles (1929). La relación con el teatro dio otro tipo de obras, dramas, argumentos de ballet, libretos de ópera... Cocteau colaboró de una u otra forma con varios de los compositores más grandes de su época: Satie, Poulenc, Stravinski. Como autor de dramas, sus obras que más huella han dejado en el teatro moderno son, probablemente, Les parents terribles (1938) y Les monstres sacrés (1940). Como cineasta, su filmografía es fecunda en ideas e influencias, y al menos dos de sus películas se alzan como auténticos clásicos: La belle et la béte (1945) y Orphée (1949).
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