La abuela Soledad vivía sola como la luna. Un día llegó un perro triste y sin
nombre, que escribía poemas, y le invitó a quedarse, y le llamó Compañía.
Otro día llegó un gato triste y sin nombre, que escribía cuentos, y le llamó
Alegría. Otro día llegó un ratón triste y sin nombre, que dibujaba con un
lápiz, y le llamó Simpatía. Entonces mandó limpiar la maleza del jardín y
vinieron los niños del barrio y ya nunca volvió a estar sola.
Raquel Díaz Reguera (Sevilla, Octubre 1974) dibuja y escribe desde niña. Con seis años gana su primer concurso de pintura y a partir de ahí, estudiar, probar y experimentar. Comienza Bellas Artes en la Universidad de Sevilla y complementa su formación con cursos de diseño gráfico e ilustración digital. Sin embargo, su vida profesional toma otro rumbo cuando abandona los pinceles para entregarse a su pasión por la música y la escritura.
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