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						Colección Panorama de narrativas, Número 859
					
					
					   Lugar de edición
					
					Barcelona, España
					
					
                    
					
					
					
						Fecha de edición  marzo 2014  · Edición nº 1
					
					
					
						
						
							
						Idioma español
							
							
							
						
						
						
						
						
						
						
						
						
					
			    	EAN 9788433978899
					
						
						384 páginas
					
					
					
						
					
						Libro
						
							encuadernado en tapa blanda
						
						
						
						
					
					
					
						
					
					
					
								
					
						Dimensiones 140 mm x 220 mm
					
					
						
Si no midiera casi dos metros veinte y tuviera un coeficiente intelectual superior al de Einstein, Al Kenner sería un adolescente ordinario.
El día del asesinato de John Fitzgerald Kennedy, sin embargo, su vida dará un vuelco y saldrá a la luz que en el cuerpo de ese gigantón habita un muchacho traumatizado por los malos tratos que le inflige su madre alcohólica, que disfruta decapitando gatos y jugando a la silla eléctrica con su hermana menor, y que ha asesinado a sangre fría a sus abuelos.
Después de cinco años internado en un psiquiátrico, rehabilitado y sin antecedentes penales gracias a su extraordinaria inteligencia y sus dotes de manipulación, Al pisará de nuevo la calle.
Desconcertado ante el pacifismo y la contracultura de los jóvenes de su edad, esos hippies a los que no alcanza a comprender, y tras ver truncado debido a su altura su deseo de alistarse para ir a Vietnam o ingresar en la policía, Al se convierte en asesor psicológico de la policía de Santa Cruz.
Como él mismo afirma, haber matado confiere una auténtica legitimidad en la comprensión del fenómeno del paso a la acción que siempre será un misterio para el neófito , y está dispuesto a ayudar a poner fin a la ola de crímenes que vive California.
Inspirado en un personaje real, Ed Kemper, un asesino en serie condenado a perpetuidad, y narrado como si se tratara de las memorias escritas por el protagonista desde la cárcel, Avenida de los Gigantes es un perturbador autorretrato de un asesino fuera de lo común.
 No hay hemoglobina en este falso thriller, no hay exhibicionismo ni detalles alucinantes, pero sí una buena dosis de suspense aunque desde el inicio se conozca la culpabilidad de su protagonista.
La verdadera intriga es sin duda la personalidad del asesino (Marianne Payot, LExpress).
 Posee la precisión matemática en el horror y la logística de la crueldad tranquila que sólo se encuentra en los grandes maestros rusos (Albert Sebag, Le Point).
 Preciso y documentado, Dugain manifi
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