Editorial Castalia
Colección Clásicos Castalia, Número 112
Lugar de edición
Madrid, España
Fecha de edición julio 2012 · Edición nº 1
Idioma español
EAN 9788497405010
400 páginas
Libro
encuadernado en tapa blanda
Dimensiones 125 mm x 190 mm
De Jardiel Poncela se puede decir renovó el humor en la literatura española, hasta entonces de raíz costumbrista y sentimental, muy cercano a la astracanada y al retruécano. De acuerdo con las vanguardias, Jardiel subió a escena la risa de hoy, con un humor más inverosímil, pleno de imaginación y sagacidad poética.
Así,Usted tiene ojos de mujer fatal nos presenta a Sergio, un seductor que nunca se enamora hasta que repara en Elena, la primera mujer que rechaza sus encantos. Por su parte, Angelina ?de Angelina o el honor de un brigadier? huye con su amante Germán antes de que Rodolfo, por expreso deseo del padre de ella, el brigadier don Marcial, le pida la mano. Ambas comedias son buena muestra del mejor teatro, paródico e hilarante, de Jardiel.
Enrique Jardiel Poncela (Madrid, 1901-1952) es uno de los grandes renovadores de la novela y el teatro de humor. Tras publicar 'Amor se escribe sin hache' (1929), viajó a Hollywood como guionista de la Fox. Miembro del grupo literario bautizado por José López Rubio como La otra generación del 27 , del que también forman parte Edgar Neville y Miguel Mihura, es autor de obras de narrativa como 'Novísimas aventuras de Sherlock Holmes' (1928), '¡Espérame en Siberia, vida mía!' (1930), 'Pero ¿hubo alguna vez once mil vírgenes?' (1931), 'La tournée de Dios' (1932) y 'Los 38 asesinatos y medio del Castillo de Hull' (1936), aunque su mayor popularidad la obtuvo en el teatro con comedias que suscitaron fuertes polémicas en el momento de su estreno y cosecharon enorme éxito: 'Usted tiene ojos de mujer fatal' (1933), 'Cuatro corazones con freno y marcha atrás' (1936), 'Eloísa está debajo de un almendro' (1940),'Los ladrones somos gente honrada' (1941) Hoy es considerado un maestro de la literatura de humor. Complejo, pesimista y desigual, en su nicho mandó grabar el epitafio: Si queréis los mayores elogios, moríos .
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