Editorial Huerga y Fierro
	
					
					
					
					   Lugar de edición
					
					Madrid, España
					
					
                    
					
					
					
						Fecha de edición  mayo 2012  · Edición nº 1
					
					
					
						
						
							
						Idioma español
							
							
							
						
						
						
						
						
						
						
						
						
					
			    	EAN 9788483749913
					
						
						120 páginas
					
					
					
						
					
					
					
					
						Libro
                    
					
								
					
						Dimensiones 135 mm x 215 mm
					
					
						
Espontáneamente afloran los versos de este poemario de forma precisa, candente y bella. Esta recopilación de poemas revela las interiores pulsiones de la autora, desenmascarando aquellas recónditas emociones que acechan, siempre en un estilo bucólico y exquisito. 
Estos poemas son el resultado del otro, aquél al que amamos, que nos abandonó, pero que persiste; aún en la ausencia nos obsesiona y nos motiva haciendo que surjan estos poemas con más fuerza y verdad.
Guillermina Royo-Villanova (Madrid, 1975). Escritora y pintora. Combate la farsa y el encorsetamiento utilizando el humor como herramienta subversiva. Sus textos tratan la vida en toda la extensión de su salvaje belleza y ve en la catástrofe un motivo de conquista, sintiendo en la adversidad un motor suficiente. Como activista organiza eventos culturales e imparte conferencias. Ha colaborado en diferentes publicaciones como La Razón, El Mundo, Yo Dona, Culturamas, El Cotidiano, El Imparcial o El Estado Mental Radio. Ha publicado humor y poesía con diferentes editoriales como el poemario dedicado a Jorge Berlanga Sujeta y predicado. La idea de este ensayo surge en 2012, tras colaborar con el Instituto Cervantes de Nueva York en una mesa redonda en torno al erotismo y fetichismo berlanguiano. Como expresión fetichista para celebrar a mi suegro Luis, me planté allí sobre unos vertiginosos zapatos de tacón. Siempre he admirado la berlanguiana habilidad para conciliar lo festivo y lo trágico, su afinada mirada a la España de la posguerra y su humor negro. Coincidíamos en ese aspecto de desdramatizar e ironizar la tragicomedia de la vida, pero sobre todo, compartíamos pasiones como el fetichismo y la poesía, querencias muy cercanas, porque si el erotismo es metáfora de la sexualidad, poesía es la erotización del lenguaje .
			
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