Deleuze exhibe en esta obra la audacia y originalidad de una reflexión que no reconoce fronteras. Basado en la narrativa de Sacher-Masoch y Sade, acomete el examen del llamado sadomasoquismo, al que califica de monstruo semiológico . A fin de demostrar la inexistencia de una complementariedad que alimentó el prejuicio teórico de muchos psicoanalistas, despeja los rasgos singulares del sadismo y el masoquismo como entidades clínicas heterogéneas. Señala que se debe volver a empezar todo por un punto situado fuera de la clínica, el punto literario, desde donde fueron nombradas las perversiones ya que las enfermedades son denominadas por sus síntomas antes que en función de sus causas .
Destaca, por ejemplo, una diferencia esencial entre el humor del masoquista que desvía la ley del padre y la ironía glacial del sádico, que tiende a erigir una ley imposible basada en la anulación de cierta naturaleza segunda . Su mirada de excepcional penetración distingue las relaciones del masoquista y el sádico con el fantasma en páginas memorables donde revaloriza las tesis de Theodor Reik. Su reflexión afina al máximo las nociones freudianas de ideal del yo, pulsión de muerte, agresividad y superyó, mostrando cómo la concepción de este último pierde todo papel operativo en el hipotético vuelco de una entidad clínica y otra. Paralelamente a los desarrollos de Freud y Lacan sobre el sadismo y el masoquismo, la obra de Deleuze abre en este terreno novedosos y enriquecedores horizontes de pensamiento.
Gilles Deleuze nació en París en 1925. Fue profesor de Filosofía en la Sorbonne y es autor de varios libros, entre ellos, Nietzsche y la filosofía, La filosofía crítica de Kant, Proust y los signos, Spinoza: filosofía práctica, La lógica del sentido, La imagen-tiempo y, en colaboración con Félix Guattari, El anti-Edipo, obra que le dio a conocer mundialmente y le convirtió en uno de los filósofos más polémicos de la década de 1960. <br> Deleuze es una figura clave de la filosofía posestructuralista francesa. Considerado empirista y vitalista, su obra, que se basa en conceptos como la multiplicidad, el constructivismo, la diferencia y el deseo, se aleja sustancialmente de las principales tradiciones del pensamiento continental del siglo xx y le sitúan como una figura influyente en las consideraciones actuales sobre la sociedad, la creatividad y la subjetividad. <br> Deleuze escribió sobre Spinoza, Nietzsche, Kant, Leibniz entre otros, entre los que también contaban autores y obras literarias, el cine y el arte. Deleuze afirmaba que no escribía sobre arte, literatura o cine, sino que emprendía encuentros filosóficos que le llevaban a nuevos conceptos. Como constructivista, era categórico al afirmar que los filósofos son creadores y que cada lectura de la filosofía, o cada encuentro filosófico, debería inspirar nuevos conceptos.
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