Editorial Vicens-Vives
Lugar de edición
Barcelona, España
Fecha de edición junio 2002
Idioma español
EAN 9788484520139
Libro
1º. Las superficies son comparables. Un centímetro cuadrado en cualquier punto del mapa (formato 113572 cm.) representa 63.550 km2 en la realidad. De esta manera las regiones templadas no son mayores en relación con las otras.
2º. Todas las regiones terrestres están representadas, comprendidas también las regiones polares. Se tiene así medida exacta de la dimensión considerable de la Antártida a menudo escondida en los otros mapas.
3º. El Ecuador está en el centro del mapa: Posición normal que sin embargo estaba raramente respetada. Se tiene así un corte fiel de los hemisferios norte-sur que permite, entre otras cosas, medir la parte de tierras emergidas y de los mares en cada uno de ellos. De hecho, Europa es reducida a su verdadera situación.
4º. La fidelidad absoluta de los ángulos en las direcciones esenciales norte-sur y este-oeste. Ésta era la principal cualidad de la proyección de Mercator. El norte, por ejemplo, está rigurosamente por encima de todo punto buscado, lo que permite dar posiciones exactas.
5º. Las distorsiones inevitables debidas a la representación de la esfera sobre plano han sido repartidas al Ecuador y a los Polos, regiones más habitadas. Sobre los otros mapas estaban concentradas en los Polos. Por estas distorsiones (que hacen aparecer, por ejemplo, a África muy alargada) este mapa no permite medir válidamente las distancias entre dos puntos ni, sobre todo, comparar distancias entre ellos. Los otros planisferios no lo permitían tampoco.
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