Editorial Impedimenta
Colección Los Aerolitos, Número 0
Lugar de edición
Madrid, España
Fecha de edición noviembre 2025 · Edición nº 1
Idioma español
EAN 9791387641313
Libro
encuadernado en tapa blanda
Dimensiones 130 mm x 200 mm
Niebla. Campanas a lo lejos. Un reloj marca la medianoche. En un salón victoriano, iluminado por el fuego de la chimenea y el destello tenue de las lámparas de gas, alguien carraspea, toma un sorbo de oporto y comienza a contar una historia. Una historia de fantasmas.
Pocos autores como Charles Dickens supieron capturar el temblor que provoca lo sobrenatural cuando irrumpe en lo cotidiano. En estos cuentos desfilan espectros atormentados, apariciones entre la niebla, viajeros que encuentran más de lo que buscaban y presencias que se materializan donde menos se las espera. Una galería de sombras que surge, siempre, al anochecer. Porque para Dickens no hay Navidad, ni invierno, ni tertulia perfecta, sin un buen relato de fantasmas. Aquí están los mejores: historias que estremecen, que despiertan esa mezcla de inquietud y placer que solo puede producir el sonido de unos pasos donde no hay nadie, un golpe seco en una puerta cerrada o una figura que se desvanece cuando giramos la cabeza. Para leer al anochecer es un compendio magistral del Dickens más espectral y escalofriante. El Dickens que conocía como nadie el arte de ponernos los pelos de punta mientras nos hace sonreír. El Dickens de las casas en penumbra, de los pasos en la niebla y de las presencias que nunca descansan.
CRÍTICA
Los personajes de Dickens son más reales y más interesantes que cualquier persona del mundo real. Colm Toibín
Los fantasmas de Dickens forman parte sobre todo del presente, son seres que encarnan historias morales y de redención, que nos avisan sobre lo que va a ocurrir o incluso, como en el relato "Juicio por asesinato", que ayudan a arreglar el presente, son seres de ese mundo en constante y urgente cambio en el que se forjó su literatura. Guillermo Altares, El País
Dickens presenta una Inglaterra en la que los vivos no tienen más remedio que compartir espacio con los muertos. Y el sueño victoriano se hizo pesadilla. Pablo Bujalance, El Diario de Sevilla
Una auténtica delicia para los entusiastas del más inglés de los narradores ingleses. Alfonso González, La Opinión de Tenerife
p Charles Dickens nació en Portsmouth en 1812, aunque pasó la mayor parte de su infancia en Londres y Kent. No empieza a acudir al colegio hasta los nueve años. Tras el encarcelamiento de su padre por el impago de deudas, su familia se traslada a la cárcel, ya que la legislación de la época permitía que los familiares compartieran la celda del moroso. El joven Dickens se ve obligado entonces a trabajar como operario en una factoría de betún para zapatos bajo duras condiciones laborales. Con el dinero que ganaba pagaba su propio hospedaje y ayudaba a su familia. Tras una formación prácticamente autodidacta, consiguió un puesto como secretario de un abogado en 1827, y poco después se convirtió en cronista parlamentario. Gracias a este oficio pudo publicar en 1833 su primera obra, i Esbozos /i , bajo el seudónimo de Boz. En esta línea continuó publicando, hasta que su obra i Los papeles póstumos del Club Pickwick /i lo convirtió en un autor aclamado mundialmente. Que la mayoría de su obra fuera publicada en entregas periódicas le daría gran popularidad e influencia entre el público inglés. Viajó por Europa y Estados Unidos, donde era muy conocido, aunque tras la crítica que realiza del Nuevo Mundo en su novela i Martin Chuzzlewit /i , se ve rechazado por la sociedad norteamericana. Entre sus obras más célebres se encuentran i Oliver Twist /i , i Canción de Navidad /i y, sobre todo, i David Copperfield /i , del que vendería en poco tiempo más de 100.000 ejemplares y que resume de modo magistral sus penurias infantiles. En el ámbito personal disfrutó de un fecundo matrimonio que le aportó diez hijos pero que finalmente se vio perturbado por las relaciones extramatrimoniales que Dickens mantenía con una actriz de teatro. Hombre enérgico y comprometido, compaginó su extensa labor literaria con otros campos de la cultura tales como la dramaturgia y la edición (fue fundador del semanario Household Words, donde publicaría por entregas dos de sus obras más conocidas, i Casa desolada /i y i Tiempos difíciles /i ). Administró diversas asociaciones caritativas y luchó por conseguir reformas sociales que favorecieran a las clases obreras, así como por la abolición de la esclavitud en Estados Unidos. Murió en Gadshill Place, el 9 de junio de 1870, tras sufrir una apoplejía. Fue incinerado, y sus restos reposan en la Esquina de los Poetas de la Abadía de Westminster.<br>
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