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						Colección SUMA DE LETRAS, Número 0
					
					
					
					
					
					
					
						Fecha de edición  julio 2020  · Edición nº 1
					
					
					
						
						
							
						Idioma español
							
							
							
						
						
						
						
						
						
						
						
						
					
			    	EAN 9788491294429
					
						
						616 páginas
					
					
					
						
					
						Libro
						
							encuadernado en tapa blanda con solapas
						
						
						
						
					
					
					
						
					
					
					
								
					
						Dimensiones 154 mm x 232 mm
					
					
						
La primera novela de la periodista María Gómez es
una historia sorprendente, original, imprescindible.
¿Serías capaz de traicionar a un paciente para evitar un asesinato?
Ana García de la Serna es psicóloga y trabaja por inercia en el departamento de Recursos Humanos de una gran empresa del sector audiovisual. Movida por la decisión de su madre de trasladarse a la India y de cederle su lugar en el gabinete de psicología del que es cofundadora, decide aceptar el reto y salir de su zona de confort. Pero su primera paciente se convierte en un desafío para el que no está preparada. Rosario Jiménez, agente de la Policía Nacional, le revela en consulta que piensa cometer un asesinato y quitarse la vida después. Ana no sabe si debe denunciar la confesión o respetar el secreto profesional. Y aunque es consciente de que el odio que Rosario siente en las manos es incontrolable, su instinto le dice que detrás de toda esa frialdad, de toda esa rabia, se esconde algo todavía más aterrador. Y no está dispuesta a parar hasta descubrirlo.
La periodista María Gómez debuta en ficción con una novela absorbente que destaca por su originalidad. Odio en las manos plantea una trama sólida que reflexiona sobre la naturaleza humana en situaciones de increíble estrés emocional. Imprescindible, única, sorprendente.
 Siento odio en las manos.
Cuando lo dijo, mis ojos se abrieron como platos y sus pupilas se contrajeron de golpe. No pude aguantarle la mirada. El corazón se me aceleró; notaba las pulsaciones en la garganta y en la cabeza, por dentro del cráneo . Sentí unas punzadas en el estómago y, de pronto, se me encogió, golpeado por un intenso dolor iceberg: solo percibía la punta de todo lo que estaba por llegar.
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