Nuevos versos viejos

Nuevos versos viejos

Vighi, Francisco

Editorial Comares
Colección La veleta, Número 0
Fecha de edición diciembre 2008 · Edición nº 1

Idioma español

EAN 9788498364460
272 páginas
Libro encuadernado en tapa blanda
Dimensiones 135 mm x 205 mm


valoración
(0 comentarios)



P.V.P.  24,00 €

Sin ejemplares (se puede encargar)

Resumen del libro


Es imposible que un poeta como Paco Vighi le resulte antipático a nadie después de haber leído estos versos en uno de los romances más memorables de nuestra moderna lengua, el que dedicó a la vida y muerte del río Carrión:

Por no ir a Valladolid
"cosas del nacionalismo"
se suicida junto a Dueñas
arrojándose en el río
Pisuerga...

Una de las cosas que más llamaban la atención en el Rastro de Madrid, cuando lo empezamos a frecuentar, hace de esto quince años y antes de la perniciosa regularización municipal, era la estampa de dos viejas damas que levantaban su batería en la plaza de Vara del Rey, al lado de los gitanos de Medina de Ríoseco, pueblo como se sabe también de Valladolid, sin que en ello tenga la culpa nadie.
Se trataba de dos mujeres de unos setenta años, quizás ochenta, bien vestidas, menudas, que llegaban de madrugada, instalaban dos sillas, también de tijera, se sentaban en ellas y ponían en la mesa media docena de pequeñas y bien escogidas antigüedades, un reloj imperio, una estatuita de biscuit o de porcelana, y una pequeña vitrina de caoba, en la que metían unas miniaturas románticas con el marco de concha, dos o tres dijes de oro, unos abrecartas de marfil...
Daba la impresión de que aquellas buenas mujeres estaban vaciando la casa poco a poco porque la pensión de viudedad no les llegaba para vivir, como si fuesen hermanas en el infortunio después de haberlo sido en la bonanza.
Así un día y otro.
En invierno se encasquetaban unas orejeras de trapo muy aparentes y extravagantes, y calzaban las manos con mitones de lana. El frío les enrojecía la nariz y les llenaba los ojos de una como agüilla sin consistencia, pero no fallaban nunca. Allí estaban las dos, muy tiesas en sus sillas de tijera, con las manos en el regazo, tobillo contra tobillo, esperando a los clientes, sin hablarse, igual que dos rusas blancas del tiempo de la revolución que tuvieran que soportar el oprobio de una decadencia infamante, para decirlo con palabras del gusto contemporáneo.
Ese puesto se caracterizaba, no obstante, por el inconfundible y refinado aire inglés, más que ruso, que tenían muchas de aquellas antigüedades. Por esa razón nosotros las conocíamos como las inglesas, aunque en realidad, entre los gitanos y asiduos se las conociera también como las marquesas.
No hace un año nos enteramos de que una de aquellas mujeres era la viuda de Claudio de la Torre, el escritor vanguardista canario, Mercedes Ballesteros, escritora de otrora, para decirlo en ripio, que habla hecho célebre el seudónimo de Baronesa Alberta en La Codorniz de Tono y Mihura. Nos pareció una más de esas historias que a uno le regala el Rastro, más valiosas aún que cualquiera de las mercaderías que lleva allí el río de la vida, y desde luego más que cualquiera de las vanguardias, justamente por lo que tenían de eternas. galdosioanas y garbanceras.
Supimos también que la viuda de Claudio de la Torre iba allí con su amiga no por necesidad, sino por fantasía, para pasar el rato y tener la disculpa de viajar a Londres en busca del género que luego vendían en el arroyo de Vara del Rey.




Pasajes Libros SL ha recibido de la Comunidad de Madrid la ayuda destinada a prestar apoyo económico a las pequeñas y medianas empresas madrileñas afectadas por el COVID-19

Pasajes Libros ha recibido la ayuda a la modernización de las librerías de la Comunidad de Madrid correspondiente al ejercicio 2023.

Para mejorar la navegación y los servicios que prestamos utilizamos cookies propias y de terceros. Entendemos que si continúa navegando acepta su uso.
Infórmese aquí  aceptar cookies.