Editorial Sabina
Fecha de edición octubre 2015 · Edición nº 1
Idioma español
EAN 9788494434709
90 páginas
Libro
encuadernado en tapa blanda
Dimensiones 120 mm x 180 mm
Una selección de 35 poemas de amor, pasión y sensualidad. La poesía de Emily Dickinson es original y deslumbrante. Nos invita a explorar el espacio de libertad que ella misma creó, un universo particular desde el que la poeta lanza sus versos hacia el futuro. Edición bilingüe en inglés y español.
Sobre la autora
Emily Dickinson (1830-1886) es una de las grandes poetas de la literatura. Una personalidad extraordinaria caracterizada por la independencia de juicio, la libertad y la capacidad de destilar sentido asombroso de significados corrientes. Acercarse a su obra y traducirla es una aventura en la que hay que arriesgar, sabiendo que pocas veces se consigue trasladar a la lengua española las varias creaciones que coexisten en cada poema. Leer y traducir hoy a EmilyDickinson requiere deshacer una leyenda que, durante más de un siglo, ha tratado de convertirla en una autora convencional y fácilmente digerible.
Sobre la colección
La Colección Mínima reúne libros que pretenden difundir la literatura de grandes autoras como Emily Dickinson, Mary Shelley o María-Merçé Marçal, en pequeño formato con un diseño muy cuidado. Selecciones personales de las editoras en las que caben poesía, diarios y relatos, cuyo propósito es acercar estas obras a quienes no las conocen o solo han tenido acceso a publicaciones más tradicionales.
x{0026}lt;P x{0026}lt;B Emily Dickinsonx{0026}lt;/B (Amherst, Massachusetts, 1830-1886) nació en el seno una familia rica y puritana de Nueva Inglaterra. Estudió en la academia de Amherst y en el seminario femenino de Mount Holyoke, cerca de Boston, pero su delicada salud y su rebeldía religiosa la llevaron a abandonar el curso antes de tiempo. Dickinson, que fue una joven activa y llena de vida, se encerró a los treinta años en la casa paterna y ya no salió. No obstante, mantuvo el contacto con los seres queridos a través de sus cartas, tan cuidadosamente elaboradas como sus poemas. Poco después de su encierro, habiéndose reafirmado en su vocación poética, escribió al periodista y crítico Thomas Higginson para saber si sus versos estaban vivos . Pero el genio poético de Dickinson estaba muy por encima de las capacidades de su pobre preceptor , quien le aconsejó no publicar. Las primeras selecciones de sus poemas fueron editadas póstumamente. Paradójicamente, estas corrieron a cargo del arrepentido Higginson y de la escritora Mabel Loomis Todd. Sus poemas gozaron de un inmediato reconocimiento popular. La crítica tardaría todavía muchos años en concederle el lugar que merece en la historia de la poesía universal.x{0026}lt;/P
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