Editorial Castalia
Lugar de edición
Madrid, España
Fecha de edición febrero 2009
Idioma español
EAN 9788497402729
Libro
Los relatos de Poe tienen la textura del sueño. El lector transita por una zona en la que se borran los límites entre la realidad y la fantasía. Pero en él el sueño no es una huida, sino una revelación. De la misma manera que el cielo reflejado en el lago es más puro que el cielo real, la vida reflejada en el sueño aparece más nítida y pura que la vida vivida. ...
Lo que nos inquieta de Poe es lo que nos cuenta de nosotros mismos, ... de esos sentimientos humanos -la crueldad, la venganza, la violencia- que escondemos en el subconsciente bajo una capa más o menos delgada de civilización y de cultura. Cuando el dique se rompe, los sentimientos afloran impetuosos.
Lo que asombra en él es la capacidad para convertir en inciertas las situaciones cotidianas, su habilidad para aproximarnos a lo desconocido, su invitación a que nos adentremos en el territorio inexplorado de la muerte. Sus relatos son descripciones del alma humana retorciéndose en las convulsiones de la ruptura y del límite.
Fragmentos de la Presentación, de JJC
Edgar Allan Poe hijo de unos actores ambulantes de teatro, se quedó huérfano a los dos años. Fue criado por John Allan, un hombre de negocios rico, y educado en Inglaterra y Norteamérica. Su vida universitaria fue rebelde y libertina, en esta época es cuando el poeta empieza a beber, hasta que es expulsado de la Universidad de Virginia por jugador. En 1827 escribió su primer volumen de poesías, Tamerlán, en la que se denota una leve inclinación byroniana. En 1830 lo admitieron en la Academia Militar de West Point, de la que pronto fue expulsado. A partir de entonces se inicia su agitada carrera literaria.<br> Vivía al día, como periodista con un sueldo mediocre, pero estas actividades lo llevaron a conseguir muchos trabajos en calidad de colaborador y posteriormente, llegar a la dirección de numerosos periódicos, entre ellos el Southern Literary Messenger, el cual se convirtió bajo su dirección en el más importante periódico del sur. Por todos estos empleos recibía un sueldo mísero, pero a cambio le daban la oportunidad de publicar sus relatos, lo que le proporcionó fama; sin embargo, la mayor parte del tiempo vivió el la más absoluta miseria, con algunos lapsos de relativa calma.
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