Las neuronas espejo

Las neuronas espejo

Iacoboni, Marco

Editorial Katz
Colección Conocimiento, Número 0
Lugar de edición Suecia
Fecha de edición marzo 2009 · Edición nº 1

Idioma español
Traducción de Rodríguez Villegas, Isolda

EAN 9788496859548
270 páginas
Libro encuadernado en tapa blanda
Dimensiones 13 mm x 20 mm


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P.V.P.  21,00 €

Sin ejemplares (se puede encargar)

Resumen del libro

Durante mucho tiempo la ciencia intentó sin éxito explicar la extraordinaria capacidad humana de comprender lo que los otros hacen y sienten, de entender las intenciones de los demás y reaccionar de manera adecuada a los actos ajenos. El descubrimiento de las neuronas espejo inició una revolución en nuestra comprensión del modo en que al interactuar con los demás usamos el cuerpo -los gestos, las expresiones, las posturas corporales- para comunicar nuestras intenciones y nuestros sentimientos. Es precisamente gracias a las neuronas espejo que se puede crear un puente entre uno y los otros y volver así posible el desarrollo de la cultura y de la sociedad: son ellas las que explican la imitación y la empatía. Del mismo modo, un déficit en las neuronas espejo puede ser responsable de varios e importantes síntomas del autismo: los problemas sociales, motores y de lenguaje.
'Las neuronas espejo. Empatía, neuropolítica, autismo, imitación, o de cómo entendemos a los otros' es el relato fascinante de un descubrimiento inesperado que está cambiando la forma en la que psicólogos y neurocientíficos conciben todo, desde el lenguaje hasta la interacción social. Marco Iacoboni (Roma, Italia, 1960)
Médico graduado en la Universidad La Sapienza, en Roma, hizo una residencia en neurología y obtuvo un doctorado en neurociencia en la misma casa de estudios. En 1993 se trasladó a California. Ha sido investigador de posgrado, investigador asistente y profesor en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA). Actualmente es director del Laboratorio de Estimulación Magnética Transcraneal en el Ahmanson-Lovelace Brain Mapping Center, y profesor del Departamento de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento en el Instituto Neuropsiquiátrico de la Escuela de Medicina de la UCLA. Marco Iacoboni integra el comité editorial de varias publicaciones científicas, tales como 'NeuroImage', 'Interaction Studies', 'Social Neuroscience' y 'Open Medical Imaging Journal'. Ha obtenido numerosos premios y reconocimientos internacionales, entre ellos la medalla Fronteras de la Ciencia (2000).
Iacoboni es autor de más de setenta escritos científicos y más de treinta capítulos en libros colectivos. Sus áreas actuales de investigación incluyen la integración sensomotriz, el mapeo estímulo-respuesta, las bases neurológicas del comportamiento social, la imitación y la empatía. Ésta es su primera publicación traducida a nuestro idioma.
Índice
Agradecimientos
I. LO QUE EL MONO VE, EL MONO HACE
Neuronas: ¡a trabajar!
Las sorpresas del cerebro
Los fabulosos cuatro
Espejos en el cerebro
Sé qué estás haciendo
Sé qué estás pensando
Oigo lo que haces
El reflejo especular del uso de herramientas
Sé que me estás copiando
II. SIMÓN DICE
Células copionas
Cuerpos que hacen eco
Haz lo que digo mas no lo que hago
Harry Potter y el profesor Snape
Aprehender la mente de los otros
III. APREHENDER EL LENGUAJE
¿Ves lo que digo?
De la mano a la boca
Del mapa cerebral a la anulación temporal del cerebro
Calor corporal
Salas de chat
El reflejo especular del habla y de otros sonidos
IV. VEME, SIÉNTEME
El cabezazo de Zidane
¿Humanos o camaleones?
Espejos empáticos
Siento su dolor
Empatía maternal
V. ENFRENTARSE CON UNO MISMO
¿Eres tú o soy yo?
La prueba del reconocimiento en el espejo
Otro yo
Anulación temporal del yo
Ambas caras de la moneda
VI. ESPEJOS ROTOS
Espejos bebé
El cerebro adolescente
La imitación y el autismo
La hipótesis de las neuronas espejo y el autismo
La especularidad rota
Reparar los espejos rotos
VII. SUPERNEURONAS Y CONEXIONES CEREBRALES
Ondas sombrías en el cerebro
En las profundidades del cerebro humano
La neurona Jennifer Aniston
En busca de las superneuronas espejo
VIII. EL MALO Y EL FEO: VIOLENCIA Y ABUSO DE DROGAS
El malo: la polémica acerca de la violencia en los medios
¿Somos seres autónomos? Las neuronas espejo y el libre albedrío
Lo feo: la adicción y la recaída
IX. EL REFLEJO ESPECULAR DE LO QUE DESEAMOS Y DE LO QUE NOS GUSTA
La neurociencia aplicada al acto de comprar
Amor de un día: la "ciencia instantánea" y el Super Bowl
El reflejo especular de la publicidad
Los efectos de la publicidad negativa
X. NEUROPOLÍTICA
Las teorías de las actitudes políticas
El reflejo especular y el cerebro de los adictos a la política
La política en el cerebro
XI. LA NEUROCIENCIA EXISTENCIALISTA Y LA SOCIEDAD
Las neuronas espejo entre nosotros
El problema de la intersubjetividad
Un nuevo existencialismo
La neurociencia y la sociedad
Índice temático

FRAGMENTO. Lo que el mono ve, el mono hace. Neuronas: ¡a trabajar!
En el fondo, ¿qué es lo que los seres humanos hacemos durante todo el día? 'Leemos el mundo', en especial, a las personas con las que interactuamos. Mi rostro no luce muy bien en el espejo a primera hora de la mañana, pero el rostro que está a mi lado en el espejo me dice que mi amada esposa va a tener un buen comienzo. Una breve mirada a mi hija de 11 años mientras desayunamos me indica que vaya con pies de plomo y que beba mi café en silencio. Cuando un colega toma una herramienta en el laboratorio, sé que va a trabajar en la máquina de estimulación magnética y que no va a arrojarla iracundo contra la pared. Cuando otro colega entra en el laboratorio, automática y casi instantáneamente puedo discernir si está sonriente o haciendo una mueca -y la distinción puede ser muy sutil, tan sólo el producto de diferencias mínimas en la forma en que utilizamos los músculos faciales-. Todos hacemos docenas -cientos- de tales distinciones todos los días. Eso es, bastante literalmente, lo que 'hacemos'.
Tampoco reflexionamos sobre ello. Parece tan natural. Sin embargo, en verdad es extraordinario, ¡y es extraordinario que lo sintamos natural! Durante siglos, los filósofos quedaron perplejos ante la capacidad que tienen los seres humanos para entenderse. Su perplejidad era razonable: no contaban con casi ningún elemento científico en el que apoyarse. En los últimos 150 años, los psicólogos, los científicos cognitivos y los neurocientíficos sí contaron con ayuda de la ciencia -y en los últimos cincuenta años, con muchísimos aportes científicos- y durante mucho tiempo no salían de su asombro. Nadie podía comenzar a explicar cuál es el mecanismo por el que sabemos qué hacen, piensan y sienten los demás.
Ahora sí podemos. Existen ciertos grupos de células especiales en el cerebro denominadas neuronas espejo que nos permiten lograr entender a los demás: algo muy sutil. Estas células son los diminutos milagros gracias a los cuales atravesamos el día. Son el núcleo del modo en que vivimos la vida. Nos vinculan entre nosotros, desde el punto de vista mental y emocional.
¿Por qué nos embarga la emoción al ver escenas armadas con sumo cuidado y profundamente conmovedoras en ciertas películas? Porque las neuronas espejo del cerebro recrean para nosotros el dolor que vemos en pantalla. Tenemos empatía por los personajes de ficción -sabemos cómo se sienten- porque literalmente experimentamos los mismos sentimientos que ellos. ¿Y cuando vemos que las estrellas de la película se besan? Algunas de las células que se activan en nuestro cerebro son las mismas que se activan cuando besamos a nuestros amantes. "Sentimiento indirecto" no es un término lo bastante fuerte como para describir el efecto que provocan estas neuronas espejo. Cuando vemos que alguien sufre o siente dolor, las neuronas espejo nos ayudan a leer la expresión facial de esta persona y, en concreto, nos hacen sentir ese sufrimiento o ese dolor. En mi opinión, estos momentos constituyen los cimientos de la empatía y quizá de la moralidad, una moralidad profundamente enraizada en nuestras características biológicas. ¿Ustedes miran deportes por televisión? De ser así, habrán notado las numerosas "tomas de reacción" que se ven en las tribunas: el hincha inmóvil atento, el hincha estático durante el juego. (Ello es particularmente cierto en el caso de las transmisiones de béisbol, con todo el tiempo de atención expectante que transcurre entre los lanzamientos.) Estas tomas son efectivas para televisión porque las neuronas espejo nos garantizan que al ver estas emociones, las vamos a 'compartir'. Ver actuar a los atletas es actuar nosotros mismos. Algunas de las mismas neuronas que se activan cuando observamos que un jugador atrapa el balón también se activan cuando nosotros atrapamos un balón. Es como si al observar el partido, también estuviéramos jugándolo. Entendemos las acciones de los jugadores porque tenemos una plantilla en el cerebro correspondiente a esa acción, una plantilla basada en nuestros propios movimientos. Dado que diferentes movimientos comparten propiedades motoras similares y que activan músculos similares, no es necesario que seamos jugadores habilidosos para que "reflejemos" a los atletas en nuestro cerebro. Las neuronas espejo de un fanático del tenis que no practica el deporte se activarán cuando mire a un profesional pegar un smash porque este espectador con seguridad realizó otros movimientos por encima de la cabeza con el brazo a lo largo de su vida; las neuronas equivalentes de un fanático como yo, que además juego tenis, por supuesto se activarán mucho más. Y si estoy mirando a Roger Federer, estoy seguro de que mis neuronas espejo se volverán locas porque soy un fanático muy entusiasta de Federer.
Sin lugar a dudas, las neuronas espejo nos brindan, por primera vez en la historia, una explicación neurofisiológica plausible de las formas complejas de cognición e interacción sociales. Al ayudarnos a reconocer las acciones de otros, también nos ayudan a reconocer y a comprender las motivaciones más profundas que las generan, las intenciones de otros individuos. Siempre se estimó casi imposible estudiar las intenciones en forma empírica pues se consideraban demasiado "mentales" como para ser estudiadas con las herramientas que se empleaban en este tipo de ensayos. ¿Cómo sabemos siquiera que las otras personas tienen estados mentales parecidos a los nuestros? Los filósofos han reflexionado sobre el "problema de las otras mentes" durante siglos, con magros resultados. Ahora sí cuentan con elementos científicos concretos para trabajar. La investigación sobre las neuronas espejo les brinda, a ellos y a todos quienes estén interesados en saber cómo entendemos a los otros seres humanos, realmente algo en qué pensar.
Tomemos el experimento de la taza de té con el que soñé hace unos años y que describiré en detalle más adelante. Los participantes del ensayo miran tres videoclips que muestran el mismo movimiento simple: una mano que toma una taza de té. En uno, el movimiento no está inserto en ningún contexto. Sólo se ven la mano y la taza. En otro, los participantes ven una mesa desordenada, llena de migas de galletas y servilletas sucias: claramente, la finalización de una merienda. El tercer video exhibe una mesada muy prolija, al parecer preparada para tomar el té. En los tres videoclips hay una mano que alcanza una taza de té. No sucede nada más, de modo que la acción prensil que observan los participantes del experimento es siempre la misma. La única diferencia es el contexto.
¿Las neuronas espejo del cerebro de estos participantes notan la diferencia entre los contextos? Sí. Cuando el participante observa la escena de tomar la taza desprovista de todo contexto, las neuronas espejo presentan el grado más bajo de actividad. Se activan más cuando el participante observa cualquiera de las otras dos escenas y despliegan el 'mayor nivel de actividad' cuando miran la escena prolija. ¿Por qué? Porque beber es una intención mucho más fundamental para nosotros que limpiar. Hoy en día, el experimento de la taza de té es muy conocido en el campo de la neurociencia, pero no se trata de un resultado aislado: existen numerosas pruebas empíricas que sugieren que el cerebro es capaz de reflejar de manera especular los aspectos más profundos de las mentes de los demás -la intención es sin dudas uno de tales aspectos- en el grado ínfimo de 'una sola neurona'. Ello es increíblemente asombroso. Igualmente asombrosa es la holgura de la simulación. No necesitamos hacer inferencias complejas o recurrir a complicados algoritmos. En su lugar, hacemos uso de las neuronas espejo.
Si analizamos el tema desde otra perspectiva, vemos que existen laboratorios en el mundo que están reuniendo pruebas acerca de que los 'déficit' sociales, tales como los asociados con el autismo, pueden deberse a una 'disfunción' primaria de las neuronas espejo. Sostengo la hipótesis de que las neuronas espejo también pueden desempeñar un papel muy importante en la violencia imitativa inducida por la violencia de los medios, y contamos con pruebas preliminares que indican que son relevantes en diversas formas de identificación social, incluidas la identificación con una "marca" y la filiación a un partido político. ¿Han oído hablar de neuroética, neuromarketing, neuropolítica? Ya oirán en los años y las décadas por venir, y la investigación en estos campos se enraizará, de manera explícita o no, en las funciones de las neuronas espejo.
Este libro relata la historia del descubrimiento fortuito y precursor de esta clase especial de neuronas, de los extraordinarios avances registrados en esta área en tan sólo veinte años y de los experimentos extremadamente inteligentes que están desarrollando diversos laboratorios del mundo. En pocas palabras, creo que este trabajo nos obligará a repensar de modo radical los aspectos más profundos de las relaciones sociales y aun de nosotros mismos. Hace unos años, un investigador sugirió que el descubrimiento de las neuronas espejo prometía hacer por la neurociencia lo que el descubrimiento del ADN hizo por la biología. Es una aseveración muy osada, ya que, en esencia, todo en biología nos retrotrae al ADN. De acá a varias décadas, ¿todo en la neurociencia se considerará originado en las neuronas espejo?





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