Editorial Ediciones Godot
Fecha de edición julio 2010
Idioma inglés
EAN 9789871489152
127 páginas
Libro
En esta nueva edición de sus notas, quisimos abocarnos a mostrar una faceta no tan difundida de Antonio Gramsci: sus reflexiones alrededor del fenómeno religioso como fenómeno de masas y la vinculación entre el Estado italiano y el Vaticano en particular, y entre Estado e Iglesia como institución en general. Creemos que es justo conocer otros escritos, un lado diferente de su tan vasta producción. Para comprender bien la posición de la Iglesia en la sociedad moderna, es necesario comprender que ella está dispuesta a luchar sólo para defender su particular libertad corporativa (de la Iglesia como Iglesia, organización eclesiástica), es decir, los privilegios que proclama ligados a la propia esencia divina; para esta defensa la Iglesia no excluye ningún medio, ni la insurrección armada ni el atentado individual, ni el llamado a la invasión extranjera. Una reflexión que se lee con frecuencia es esa de que el cristianismo se ha difundido en el mundo sin necesidad del auxilio de las armas. No me parece justo. Se podrá afirmar eso hasta el momento en que el cristianismo no fue religión de Estado (o sea, hasta Constantino); pero desde el momen que se transforma en el modo externo de pensar de un grupo dominante, su muerte y su difusión no pueden distinguirse de la historia general y, por lo tanto, de las guerras; toda guerra ha sido también guerra de religión, siempre. Antonio Gramsci
Antonio Gramsci (Ales, Cagliari 1891 x{0026} x02013; Roma 1937). Llegado a Turín con una beca de estudios desde la postergada Italia meridional, se formó durante algunos años en filología en la universidad, pero durante la Primera Guerra Mundial pasó a dedicarse exclusivamente al periodismo y, sobre todo a la política, primero en las filas del socialismo y más tarde en las del comunismo. Empieza su actividad como redactor en 1916, en el semanario de la sección socialista de Turín Il Grido del Popolo y en Avanti! De 1919 a 1920 es secretario de redacción del semanario Lx{0026} x02019;Ordine nuovo y participa en el movimiento de los consejos de fábrica de Turín. En enero de 1921 se convierte en uno de los cofundadores del Partido Comunista Italiano, del que será nombrado secretario general en 1924. Dos años antes, conoce a la que será su mujer, Julia Schucht, en un viaje a Moscú como representante del partido italiano en el ejecutivo de la Internacional comunista. Elegido como miembro del Parlamento en abril de 1924, es arrestado en noviembre de 1926, coincidiendo con la prohibición de todos los partidos de la oposición por el régimen fascista. Es condenado por el Tribunal Especial a veinte años de prisión. Sus reflexiones de esos años se han reunido en sus Cuadernos de la cárcel. Muere pocos días después de ser liberado, tras una larga enfermedad testimoniada en sus Cartas desde la cárcel.<br>
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