Editorial Edhasa
Colección Edhasa Literaria, Número 0
Lugar de edición
Barcelona
Fecha de edición noviembre 2024 · Edición nº 1
Idioma español
EAN 9788435016049
288 páginas
Libro
encuadernado en tapa blanda
Dimensiones 125 mm x 195 mm
Diálogo de la guerra de España. La velada en Benicarló no es sólo un libro de historia, una crónica de la guerra civil, sino que sobre todo, se puede entender como el testamento político de Manuel Azaña, pues en sus páginas mantiene los postulados que forman las bases de su concepción moral de la política y de su actitud intelectual: en definitiva, su concepto de la política como algo razonable , su idea del Estado como motor de la reforma civilizadora y su devoción constante por la libertad... Ante el fracaso de la República, Azaña reflexiona sobre sus principios liberales y la realidad que los niega; a pesar del choque entre idea y sociedad mantendrá su fe en la primera, pues la considera verdad moral de carácter universal, que no pierde su vigencia aunque en un momento histórico, en una determinada sociedad (en su caso, la española de 1936), fracase eventualmente. Pese a sus humanas limitaciones, a sus errores o a su irremediable subjetivismo, La velada en Bernicarló es la mejor obra de Azaña y, sin duda, una de las obras más importantes del pensamiento político español. Cumple así dos importantes objetivos: por un lado, su valor es inmenso para que las generaciones actuales comprendan mejor la guerra y la República, y, por otro, refleja de modo meridiano la real dimensión de su autor: el hombre de razón, el liberal insobornable que ni en los momentos más duros de su vida perdió su amor por España y por la libertad. Y hoy, está más vivo que nunca.
Manuel Azaña Díaz (1880-1940) fue Letrado del Ministerio de Gracia y Justicia además de periodista, escritor y político por vocación intelectual. Con su cuñado Cipriano Rivas Cherif publicó una revista literaria, La Pluma (1920); poco después, tradujo del francés y del inglés a importantes escritores y desarrolló su breve carrera literaria. En 1931 la República le hizo ministro de la Guerra y muy pronto, jefe de gobierno. En abril de 1936, tras la victoria del Frente Popular, Azaña fue votado para la Presidencia como la figura más relevante de la izquierda reformista. El 3 de noviembre de 1940 murió exiliado en la ciudad francesa de Montauban, donde está enterrado.
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