La mentira es una flor

La mentira es una flor

Panero, Leopoldo María

Editorial Huerga y Fierro Editores
Colección Rayo azul Poesía, Número 0
Lugar de edición Madrid, España
Fecha de edición noviembre 2020 · Edición nº 1

Idioma español

EAN 9788412226690
Libro encuadernado en tapa blanda


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P.V.P.  14,00 €

Sin ejemplares (se puede encargar)

Resumen del libro

Leopoldo María Panero nació en Madrid en el año 1948 y murió el 5 de marzo de 2014 en Las Palmas de Gran Canaria. Ha escrito un nuevo libro: La mentira es una flor. Nadie ha fabricado un volumen a partir de despojos poéticos y versos sobreros, sino que se trata de un libro concebido como tal y custodiado por Huerga y Fierro para, ahora, editarlo en su colección Rayo Azul, una de las puntas de lanza de la creación poética actual del país. Es importante no perder de vista el momento de su concepción para no enturbiar la experiencia de su lectura: este poemario no es otra cosa que las ruinas del más endiabladamente inteligente de los poetas españoles contemporáneos. Ciertamente, sus ruinas abarcan un territorio más amplio, formando parte del vasto complejo de ruinas que conforman algunos otros libros de su última etapa. La primera sensación que tiene uno es la de conocer, más bien reconocer, estos versos: las ruinas, la verdad, el desastre, el silencio, la muerte, el más de un centenar de referencias culturales, los oh , los ah , las autocitas Con menos justicia de la merecida ha tratado la crítica la última poesía de Panero. Se le ha acusado de repetitiva y hasta se ha despreciado su compulsividad creativa haciéndola sinónima de descuido y de circunstancial. Sin embargo, esta forma de crear obedece a un plan perfectamente meditado y coherente con su locura: la palabra no es ese potente demiurgo creador del que surge, ya sea nombrando ya sea interpretando, el mundo; no es la última esperanza, no es el verbo que convierte al poeta en un pequeño dios. Todo lo contrario: la palabra cae sobre la cosa y la destruye. ¿Y qué es lo que queda? Solo ruinas. Ruinas del hombre y ruinas del mundo donde el silencio brilla sobre la página, donde el silencio, en su segundo advenimiento, se convierte en señor y dueño, en, como dice el propio Panero, principio y fin. Es allí donde va a morir toda palabra. Por eso Panero renuncia a ser hombre, renuncia a la vida para entregarse a la belleza de la ruina. Nos lo dice claramente: Escribo para que el hombre se enamore de la muerte . Es en la muerte, en la nada, en el silencio, en la ruina, en el excremento, en lo que queda cuando es sometido al rayo destructor de la palabra, donde hemos de rastrear la belleza. Solo Pound y Eliot (omnipresentes, por cierto) han compartido esta obsesión (todo en Panero es obsesión) por la cita, a menudo acompañada por el dixit . Shelley, Lacan, Borges, Brodsky, Ausias March, Carnero, Clare, Lowell, Mallarmé, Poe, JRJ, Nerval, Carroll, Neruda, Góngora, Pessoa, Novalis, Kafka, Bataille El culteranismo novísimo es en Panero deconstrucción (formación de ruinas) del hombre. Las ruinas son (o al menos encierran) el conjunto de citas tomadas literalmente (en muchísimas ocasiones) o bien excitando la memoria del lector (como en el caso de las de Vallejo o Isidoro Ducasse); y no solo ajenas, sino propias, porque no hay diferencia en la mente de Panero entre unas y otras: referencias literarias, filosóficas, religiosas, musicales, plásticas, de personajes reales o ficticios. En definitiva, La mentira es una flor viene a ocupar otra parcela más de esas hermosísimas, riquísimas, sorprendentes ruinas que conocemos como la última poesía de Panero . Es un sistema redondo, totalmente coherente. Como tal, no puede no ser leído. No se puede negar al lector el placer de morir también en ellas. Hambre de muerte, sed de poema, dijo Panero, jugando al mismo juego, poniendo de rodillas al lector ante el silencio y mostrándonos los huesos de su alma tendidos sobre el papel .

Biografía del autor

Hijo del poeta Leopoldo Panero (1909 1962) y Felicidad Blanc (1913 1990), hermano del también poeta Juan Luis Panero (1942 2013) y Michi Panero (1951 2004), sobrino del poeta Juan Panero (1908 1937) y primo del periodista, crítico de cine y actor teatral madrileño José Luis Panero González-Barosa (1975-).<br>Panero es el arquetipo de un malditismo cultivado tanto como repudiado, pero ese malditismo no le ha impedido ser el primer miembro de su generación en incorporarse a la nómina de clásicos de la editorial Cátedra, contar con una espléndida biografía escrita por J. Benito Fernández (El contorno del abismo, Tusquets, 1999) e insertarse en la historia literaria, las antologías y los programas académicos.<br>El joven Leopoldo María, al igual que tantos descendientes de los prohombres del régimen franquista, se siente fascinado por la izquierda radical. Su militancia antifranquista constituirá el primero de sus grandes desastres y le valdrá su primera estancia en prisión. Tiene una formación humanista, estudia Filosofía y Letras en la Universidad Complutense de Madrid y Filología Francesa en la Universidad Central de Barcelona. De aquellos años jóvenes datan también sus primeras experiencias con las drogas: desde el alcohol hasta la heroína, a la que dedicaría una impresionante colección de poemas en 1992, ninguna le es ajena.<br>En los años 70 es ingresado por primera vez en un psiquiátrico. Las repetidas reclusiones no le impiden desarrollar una copiosa producción no sólo como poeta, sino también como traductor, ensayista e incluso narrador. A finales de la década de los 80, cuando por fin su obra alcanza el aplauso de la crítica entendida, se decide a ingresarse permanentemente en el psiquiátrico de Mondragón. Casi diez años después se establece, por propia voluntad, en la Unidad Psiquiátrica de Las Palmas de Gran Canaria, donde todavía vive.<br>La biografía de este poeta y su entorno familiar siempre ha desatado interés en el ámbito cultural, como muestra la película de Jaime Chávarri, El desencanto (1976), un documental que refleja cómo era su familia en plena desintegración del franquismo, acomodada e intelectual, pero también desmembrada, autoritaria y en la que la figura de su padre pesaba aun con su ausencia. En la década de los 90 Ricardo Franco se fijaría de nuevo en Los Panero para filmar Después de tantos años (1994), pero esta vez, sin la presencia de la madre, ya fallecida. En 2003 es galardonado con el Premio Estaño de Literatura por la antología poética de Túa Blesa, publicada dos años antes.<br><br>De una u otra manera, todas sus páginas, hasta sus traducciones, son autobiográficas. De hecho, las claves de su obra son la autocontemplación y la (auto)destrucción. Sin embargo, como ya señalara Pere Gimferrer en 1971, el tema de su poesía no es la destrucción de la adolescencia: es su triunfo, y con él la destrucción y la disgregación de la conciencia adulta . Liberar la adolescencia como energía emocional, creándose una mitología propia, no oficial, es la actitud asumida desde el comienzo por Panero.





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