Editorial Valdemar
Colección El Club Diógenes, Número 317
Lugar de edición
Madrid, España
Fecha de edición noviembre 2014 · Edición nº 1
Idioma español
EAN 9788477027836
400 páginas
Libro
Dimensiones 120 mm x 190 mm
Cuando apareció en 1809 Historia de Nueva York de Diedrich
Knickerbocker , recopilación de las crónicas históricas
publicadas en el neoyorquino Morning Chronicle por el escritor norteamericano
Washington
Irving (1783-1859), en Europa no se tenía noticia todavía
de la existencia de una literatura norteamericana. Poco después,
Walter
Scott, Balzac y Byron saludarían con gran entusiasmo
la obra inaugurual de un autor, y de una literatura, de cuyo magisterio
se declararían deudores posteriormente escritores como Poe
o el poeta Walt Whitman. En 1832 Irving viaja a Europa y presenta
sus cartas credenciales como diplomático ante la reina Isabel II
de España. Ese mismo año publica su famosa Alhambra
( Cuentos y leyendas de la Alhambra ), recreación de
tradiciones arabigoandaluzas en las que la imaginación del estudioso
aúna acontecimientos históricos con episodios sobrenaturales.
Se han reunido en este volumen los mejores y más representativos
cuentos que Washington Irving aportó a la literatura fantástica:
Rip van Winkle , el hombre que quedó suspendido en
el tiempo durante varios años; La leyenda de Sleepy Hollow ,
la historia de un jinete sin cabeza que aterroriza a una tranquila población
rural (pertenecientes a su magna obra The Sketch Book, 1920);
Leyenda de la rosa de la Alhambra y La leyenda del astrólogo árabe (extraídos éstos de la citada Alhambra);
El espectro del novio , inspirado en una leyenda alemana,
o La aventura del estudiante alemán , un cuento ambientado
en los días de la Revolución Francesa (que inspiró
a Gautier el relato La muerta enamorada ), son algunos
de los cuentos que forman parte de esta antología.
Nueva York, 1783 - Sunnyside, 1859. Escritor norteamericano perteneciente al mundo literario del costumbrismo. Washington Irving es el primer autor americano que utiliza la literatura para hacer reír y caricaturizar la realidad, creando además el estilo coloquial que después utilizarían Mark Twain y Hemingway.
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