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						Colección Gótica, Número 0
					
					
					   Lugar de edición
					
					Madrid, España
					
					
                    
					
					
					
						Fecha de edición  marzo 2018  · Edición nº 1
					
					
					
						
						
							
						Idioma español
							
							
							
						
						
						
						
						
						
						
						
						
					
			    	EAN 9788477028789
					
						
						304 páginas
					
					
					
						
					
					
					
					
						Libro
                    
					
								
					
						Dimensiones 170 mm x 245 mm
					
					
						
Todos los que se han acercado a la obra de Nathaniel Hawthorne (1804-1864) -Poe, Melville, Henry James, Borges- se han mostrado unánimes al destacar la imaginación como elemento dominante en su escritura. En La Letra Escarlata aparecen muchos de los temas tratados en sus relatos, pero esta obra se manifiesta como la mejor construcción narrativa de su autor, y muchos la destacan como la mejor novela norteamericana del siglo pasado. Ambientada en la Nueva Inglaterra de los puritanos del siglo XVII, La Letra Escarlata narra el terrible impacto que un simple acto de pasión desencadena en las vidas de tres miembros de la comunidad: Hester Prynne, una mujer de espíritu libre e independiente, objeto del escarnio público; el reverendo Dimmesdale, un alma atormentada por la culpa, aunque digno de la estima general; y Chillingworth, un ser siniestro, cruel y vengativo, que maquina en la sombra. Para despertar el horror, Hawthorne no recurre ni a la violencia, ni al crimen, ni a cualquier otro recurso tópico del género, sino que desciende al pozo de la psicología humana para observar las horribles bestias que reptan y se alimentan en la jaula de la conciencia. En definitiva, una obra que explora el sentimiento de culpa, la fuerza que se devora a sí misma.
Nathaniel Hawthorne (Salem, Massachusetts, 1804-Plymouth, 1864) escribió alegorías, de las que, sorprendentemente, llegaría a arrepentirse. Fue amigo de Herman Melville, quien le dedicó Moby Dick. Fue un recluso voluntario, por una especie de malentendido con las puertas. Terminó sus días como Hölderlin, escribiendo encerrado en una torre. Poe, que no era de halago fácil, dijo de él: Lo considero uno de los pocos hombres de genio indiscutible que ha llegado a dar nuestro país . Para el editor Duy ckinck era como si ese genio, sin deudas respecto al pasado o a contemporáneos extranjeros , hubiera caído del cielo.
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