Editorial Visor Libros
Fecha de edición febrero 2009
Idioma español
Traducción de Villena, Luis Antonio de
EAN 9788475224695
Libro
encuadernado en tapa blanda
La importancia de llamarse Ernesto (comedia de enredo, enlazamiento de absurdos, de donde nace el mejor Mihura) es una red compleja de divertimento, disparate y polisemia.
Pero, además de lo referido, ahonda en una dualidad: Sin el lado oculto a la sociedad del Bien no hay Vida.
La vida perfecta sería la totalidad de Ernesto y Jack juntos.
Pero la sociedad burguesa aún la sociedad de hoy, piénsese en los Estados Unidos nos exige ser Jack (ser formales, ser como es debido, como la sociedad quiere) pero llamarnos Ernesto para sobrevivir, ir a una segunda vida (que debiera estar abrazada con la primera) en la que brota nuestro manantial oscuro, la fuerza terrenal del deseo, la transgresión, el eros, el profundo corazón de la materia.
Hay que ser Jack dice Wilde, pero sin llamarse Ernesto él lo sabía perfectamente no hay más que represión o supervivencia.
En tono de comedia de salón, de alta comedia burguesa la que nace en Inglaterra con Sheridan y su Escuela del escándalo La importancia de llamarse Ernesto es un alegato en pro de la libertad de la vida, en pro del bienestar de la conciencia, en pro de que seamos todos como somos.
Novelista, poeta, crítico literario y autor teatral de origen irlandés, gran exponente del esteticismo, Oscar Wilde conoció el éxito desde sus comienzos gracias al ingenio punzante y epigramático que derrochó en sus obras, dedicadas casi siempre a fustigar a sus contemporáneos. Defensor del arte por el arte, sus relatos repletos de diálogos vivos y cargados de ironía provocaron feroces críticas de los sectores conservadores, que se acentuaron cuando Wilde fue acusado y condenado por su homosexualidad, lo que originó el declive de su carrera literaria y de su vida personal. Entre sus obras destacan las cuatro comedias teatrales El abanico de lady Windermere (1892), Una mujer sin importancia (1893), Un marido ideal (1895) y La importancia de llamarse Ernesto (1895), El fantasma de Canterville o El retrato de Dorian Gray, su única novela.
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