Editorial Ariel
Colección Quintaesencia, Número 0
Lugar de edición
Barcelona, España
Fecha de edición marzo 2019 · Edición nº 1
Idioma español
EAN 9788434429819
496 páginas
Libro
encuadernado en tapa blanda
Dimensiones 130 mm x 210 mm
x{0026}lt;p x{0026}lt;i La gaya cienciax{0026}lt;/i es un compendio de todo el Nietzsche librepensador. A partir de la idea liberadora de que la vida ha dejado de ser una obligación, Nietzsche se interna con alegría y ligereza en los terrenos pantanosos de la ciencia, la moral y la religión para sacar a la luz su significado arrinconando la seriedad. Después de rechazar la razón como guía del conocimiento, el filósofo alcanza un estado de libertad de pensamiento en que es posible reírse de uno mismo: es la ceremonia en que la risa encuentra la sabiduría.x{0026}lt;br /
x{0026}lt;br / A través de este pensamiento juguetón se van desgranando algunos temas que el filósofo tratará en sus obras posteriores: la muerte de Dios, el x{0026}lt;i amor fatix{0026}lt;/i y el eterno retorno de lo mismo, así como el personaje de ficción que se asocia a su filosofía: Zaratustra.x{0026}lt;/p
La vida de Friedrich Nietzsche (Röcken, 1844-Weimar, 1900) está marcada, de principio a fin, por un aura inequívocamente romántica. En efecto, su temprana genialidad intelectual, llena de fulgurantes intuiciones sobre los presocráticos y la decadencia griega posterior a Sócrates (El nacimiento de la tragedia, 1872) obtuvo como recompensa la hostilidad y el desprecio de los medios universitarios y académicos oficiales. Además, este filósofo de la vida fuerte, plena y derrochadora fue asediado desde muy pronto por una enfermedad que ya no le abandonaría hasta el dramático episodio de Turín y los diez años de silencio que siguieron hasta su muerte. Maestro como pocos de la lengua alemana y fustigador de los incontables ídolos de la existencia humana, Nietzsche es, sobre todo, un genial creador de enigmas (la muerte de Dios, el superhombre, el eterno retorno...) capaces de suscitar materia de reflexión para los próximos siglos
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