Editorial Akal
Colección Akal, Número 0
Lugar de edición
Tres Cantos, España
Fecha de edición octubre 2021 · Edición nº 1
Idioma español
EAN 9788446051077
480 páginas
Libro
encuadernado en tapa blanda con solapas
Dimensiones 140 mm x 222 mm
Retrato de una generación en Francia desde 1840 a 1867, La educación sentimental es una novela con personajes mediocres y que apenas tiene trama: un joven de provincias, Frédéric Moreau, va a París a estudiar Derecho: no le atraen los estudios, hereda una fortuna y puede vivir como había soñado. Pero está atrapado en un deseo irrealizable, deseo que gobierna su existencia, su relación con los amigos, las mujeres, su relación con el dinero; vive obsesionado con un amor obsesivo, la señora Arnoux, mujer casada, que no le conduce a ninguna parte, porque ante todo es un héroe pasivo y con la conciencia de que la sociedad tiene que darle lo que cree que se merece, sin hacer el menor esfuerzo. Todo ello tendrá lugar en un escenario esplendoroso, el París de mediados del siglo xix, la capital de la burguesía emergente, donde la intensidad del placer se mezcla con el inevitable tedio y el resplandor de uno de los periodos cruciales de la historia europea: la Revolución de 1848. La educación sentimental es un libro inacabable que puede releerse para encontrar nuevos referentes, nuevas pistas, nuevos detalles.
Gustave Flaubert. En el siglo que afianza la novela como género, destaca la figura de Gustave Flaubert (Ruan, 1821-Croisset, 1880), uno de sus máximos representantes europeos, puente entre el romanticismo y el realismo. Su obra más célebre (una obra maestra) es Madame Bovary (1856), por la que fue llevado a juicio acusado de ofensas a la moral. Su búsqueda de la palabra exacta y su minucioso trabajo estilístico pueden quizá justificar una producción escasa. En Salambó (1862) se acerca a la novela histórica y exótica, para volver a lo contemporáneo en La educación sentimental (1869). En 1874 publicó La tentación de San Antonio, obra de la que redactó tres versiones. En 1877 aparece Tres cuentos, y póstumamente (1881) Bouvard y Pécuchet, un análisis de la estupidez humana, que fue una de sus preocupaciones. Se definía como un hombre-pluma por su intensa dedicación literaria, pero también como un monje en la aspereza solitaria de su retiro en Croisset, que interrumpía a veces para sus reuniones parisinas con Théophile Gautier, los hermanos Edmond y Jules de Goncourt y Guy de Maupassant.
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