¿Quién ha menester de ser congruente? El aburrido y el doctrinario, que llevan sus principios al amargo fin de la acción, a la reductio ad absurdum de la práctica. No yo. Como Emerson, yo escribo sobre la puerta de mi biblioteca la palabra "capricho". Además, mi artículo es la más saludable y valiosa advertencia. Si reparan en él, puede haber un nuevo renacimiento en el arte... ¡Cuán diferente es el temple del verdadero mentiroso con sus francos, impávidos asertos, su soberbia irresponsabilidad, su sano, natural desdén por toda clase de pruebas! En resumen, ¿qué es una hermosa mentira? La que es su propia evidencia, simplemente.
Oscar Wilde (Dublín, 1854 x{0026} x02013; París, 1900) fue poeta, dramaturgo y novelista, y una de las figuras más brillantes y provocadoras del fin de siècle europeo. Estudió en Oxford, donde destacó por su ingenio y su pasión por el arte y la belleza, que pronto convirtieron su nombre en sinónimo de dandi y esteta. Brilló en el teatro con comedias como La importancia de llamarse Ernesto o Un marido ideal, obras de una ironía fulminante. En 1891 publicó El retrato de Dorian Gray, su única novela, mezcla de cuento moral y fantasía decadente. En 1895, tras un escandaloso juicio por homosexualidad, fue condenado a prisión. Murió en el exilio, arruinado, pero con la gloria póstuma de haber escrito algunas de las páginas más afiladas y perdurables de la literatura inglesa.
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