Editorial Cátedra
Colección Letras hispánicas, Número 535
Fecha de edición septiembre 2002 · Edición nº 1
Idioma español
EAN 9788437620114
344 páginas
Encuadernación en tapa blanda
Dimensiones 105 mm x 180 mm
Más de veinte años habrían de transcurrir desde las primeras y desagradables experiencias teatrales de Galdós, que decidieron su todavía vacilante inclinación hacia la novela, y su vuelta al teatro en 1892 con la adaptación de su novela "Realidad".
Recuperada su vocación juvenil, su faceta de dramaturgo cabe insertarla en el movimiento general europeo de renovación teatral que impulsaron autores como Ibsen, Strindberg o Chéjov.
Todos compartían su vinculación inicial con el naturalismo, desde el que evolucionaron hacia el simbolismo.
"La de San Quintín" se construye a partir del esquema de larga tradición teatral que configura un triángulo sentimental cuyos vértices ocupan una mujer joven y dos hombres (uno también joven y otro de edad madura), que al pretenderla se enfrentan y provocan el conflicto.
"Electra" demuestra su valor germinal como teatro comprometido con la realidad e intensamente simbólico, que a partir de referencias estéticas decimonónicas se adentra en el siglo XX.
Es esta la primera edición española moderna de ambas obras cotejadas con sus respectivos manuscritos.
En el caso de Electra es la primera vez que se da a conocer su manuscrito.
Benito Pérez Galdós (Las Palmas de Gran Canaria, 1843-Madrid, 1920) contaba treinta años y solo había publicado tres novelas cuando inició los Episodios nacionales. Bachiller en Artes en Tenerife, se trasladó en 1862 a Madrid para estudiar Derecho y se integró rápidamente en la vida cultural de la capital, cultivando amistades, asistiendo al Ateneo, participando en tertulias, siguiendo los estrenos teatrales y, a partir de 1865, escribiendo en la prensa, con algún viaje al extranjero y el abandono final de los estudios en tiempos de la Revolución de 1868. En ese período se fragua su primera novela, La fontana de oro, publicada en 1870. Después, y durante más de un lustro, lo absorberían las dos primeras series de los Episodios (1873-1879), tras las cuales abandona la novela histórica para dedicarse, durante casi veinte años, a novelar lo contemporáneo, y regresar a aquella en el cambio de siglo.
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