La batalla de las Ardenas

Resumen del libro

En diciembre de 1944 parecía que la Segunda Guerra Mundial en Europa era ya cuestión de semanas. Tras el castigo al que habían sido sometidas las fuerzas alemanas en la Batalla de Normandía, parecía que el único obstáculo al que deberían enfrentarse las fuerzas Aliadas en su carrera hacia Berlín sería el cruce del Rin.
Por eso para Hitler el tiempo lo era todo. Necesitaba tiempo para que el frágil equilibrio entre los Aliados Occidentales y la Unión Soviética saltara por los aíres, y necesitaba tiempo para que estuviesen operativas las nuevas armas secretas en las que tanto confiaba. Y el tiempo sólo podía obtenerse derrotando a las tropas angloamericanas. Para ello, el propio Hitler ideó una ambiciosa operación, Wacht am Rhein. Con ella se pensaba sorprender a las fuerzas estadouni denses en las Ardenas, para luego avanzar hasta el Mosa y de allí hasta Amberes, con lo que se conseguían dos objetivos, arrebatar a los Aliadas el mayor puerto operativo en la costa atlántica de Francia y Bélgica, y copar a las fuerzas británicas y estadounidenses en Bélgica y Holanda. El sueño de Hitler era provocar un nuevo Dunkerque; el de sus generales, ganar entre seis meses y un año, los necesarios para que los Aliados Occidentales se recuperasen y conseguir alguna baza de cara a unas eventuales negociaciones de paz.
La ofensiva alemana de las Ardenas fue innovadora y osada. Innovadora, porque en ella se recurrió a unidades de elite para abrir paso a las fuerzas panzer alemanas en su avance. Usada, porque Alemania ya estaba exangüe y, por más que en ella participaron fuerzas blindadas de elite, la presencia de las divisiones de granaderos del pueblo fue notable y, a la postre, la falta de reservas y de suministros marcó el curso de la batalla.