Editorial Libros del Kultrum
Colección Int(rock)specciones, Número 0
Fecha de edición noviembre 2025 · Edición nº 1
Idioma español
EAN 9788418404733
216 páginas
Libro
encuadernado en tapa blanda
Dimensiones 210 mm x 130 mm
Por fin nos alcanzan las memorias del fundador, guitarrista e insigne compositor de Black Sabbath, alabado por propios y extraños, pero más aún, si cabe, por sus cofrades Ozzy Osbourne, Bill Ward y Terry Geezer Butler y demás compañeros de armas. Y sí, también por todos venerado por concebir y alumbrar el sonido que iba a cambiar la historia del rock para siempre: el nunca suficientemente bien ponderado ni por muchos tolerado fragor guitarrero del heavy metal, el sonido de un mundo que se desmoronaba . De la primigenia escoria que brotara de la fragua del rock duro británico, surgiría en el oeste de la Inglaterra proletaria este entrañable y disparatado disturbio sonoro comandado por el guitarrista (aquí autobiografiado) que aunó a un díscolo hatajo de tunantes dispuestos a subvertir lo que la todopoderosa industria discográfica ordenaba y disponía. El sonido sin parangón de Iommi traía causa de una lesión que sufrió en los dedos de su diestra mientras trabajaba ironías del destino en una fábrica de chapa metálica. Ese fue el origen de aquel sonido oscuro y gótico, diferente a cuanto se había escuchado hasta entonces, y que capturaría el espíritu de su época. Los Sabbath apodados los Beatles del heavy metal por Rolling Stone se convertirían en una superband, destrozando los tímpanos a medio mundo y vendiendo sus discos por millones. Como cabría suponer, Iommi llevaría la vida de una gran estrella del rock; llamado estaba a ser carne de leyenda y a lucir las cicatrices propias de las noches de excesos y locuras que a todo roquero de pro se le suponen. A decir verdad, todos los tópicos de la azarosa vida del roquero a la antigua usanza hunden sus raíces en las vivencias de Black Sabbath: las drogas, el libertinaje, la bebida, las mazmorras, la presión, el dolor, las conquistas, los hombres de las discográficas, los contratos, el baterista explosivo, los críticos, los regresos, los cantantes, el escenario de Stonehenge, la música, el dinero, la locura... De todas sus diabluras y desventuras, Iommi da cuenta en esta épica singladura que abriría las puertas del heavy metal a todos los adoradores de aquel sonido forjado en las profundidades del inframundo sónico. Desempolvad, pues, mártires del head-banging, vuestras acartonadas chupas, sacad brillo a tachuelas, chapas y espuelas, y reservad vuestras pelucas con extensiones para la lectura del Evangelio sabatino. Uno de sus más conspicuos compañeros en Sabbath ya alzó el vuelo este verano, pero de sus épicos desvaríos colectivos nos quedará siempre esta fehaciente (y estupefaciente) auditoría interna.
Tony Iommi atiende al sobrenombre de Iron Man hombre de hierro , y a los honoríficos títulos de Supremo Maestre del Riff, y padrazo (y padrino) del heavy metal. Fuente y caudal de inspiración para cuantos siguieron la estela del hard rock en su formulación canónica y metalera, así como hilo conductor y custodio de las esencias de Black Sabbath, el nombre de Tony Iommi se ha convertido en sinónimo del tremebundo y altisonante género que alumbró. Sus innovadores, oscuros y desafinados riffs trazarían la senda a seguir por las sucesivas generaciones de bandas que han abrazado su sonido y su credo, y dan fe de la férrea importancia de su legado. Al igual que los otros tres miembros del núcleo fudacional de Black Sabbath el cantante Ozzy Osbourne, el bajista Terry Geezer Butler y el baterista Bill Ward , Anthony Frank Iommi nació y se crio en las inmediaciones de Aston, en Birmingham. En aquella época, una ciudad industrializada de la posguerra en la que pocas opciones había para quienes se incorporaban al mercado laboral, y los jóvenes solían acabar trabajando en alguna de las muchas fábricas de la ciudad... hasta que Tony convenció a sus padres para que le financiaran la adquisición de una guitarra. Cuanto sigue es historia escrita a sangre y fuego...
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