Editorial Averso Poesía
Fecha de edición marzo 2023 · Edición nº 1
Idioma español-inglés
EAN 9788412664089
148 páginas
Libro
Dimensiones 135 mm x 195 mm
Emily Dickinson es concebida en el marco del siglo XIX como una de las grandes poetas estadounidenses, a la altura de su contemporáneo Edgar Allan Poe y mostrando sus versos una pasión incomparable.
Solitaria, mística y ensoñadora, Dickinson experimentó con la poesía haciendo gala de una complejidad intelectual y un lirismo inusuales para la época, pero que evidencian una vocación literaria que permaneció oculta al mundo hasta después de su fallecimiento.
Esta cuidada selección, Eterna, persigue reflejar la poco convencional producción poética de la autora, girando la antología sobre la fugacidad del tiempo y tratándose de una edición bilingüe.
Destaca en primer lugar su forma de presentar los temas abordados, adoptando unos la apariencia de un diálogo, otros la de un cuento y alguno la de una declaración sincera o una crítica.
Opta por versos cortos, rimas imperfectas y poemas en su mayoría carentes de título, convirtiendo así su obra en un auténtico desafío a los parámetros de la poesía de su tiempo.
No obstante, lo más intrigante de Dickinson es el escepticismo mostrado, su afán por cuestionarse absolutamente todo.
Tan auténtica y misteriosa como su personalidad, su poesía es sincera y directa, al describir con un meticuloso detalle temas tan trascendentales como la muerte, el sufrimiento, la inmortalidad o la vida.
x{0026}lt;P x{0026}lt;B Emily Dickinsonx{0026}lt;/B (Amherst, Massachusetts, 1830-1886) nació en el seno una familia rica y puritana de Nueva Inglaterra. Estudió en la academia de Amherst y en el seminario femenino de Mount Holyoke, cerca de Boston, pero su delicada salud y su rebeldía religiosa la llevaron a abandonar el curso antes de tiempo. Dickinson, que fue una joven activa y llena de vida, se encerró a los treinta años en la casa paterna y ya no salió. No obstante, mantuvo el contacto con los seres queridos a través de sus cartas, tan cuidadosamente elaboradas como sus poemas. Poco después de su encierro, habiéndose reafirmado en su vocación poética, escribió al periodista y crítico Thomas Higginson para saber si sus versos estaban vivos . Pero el genio poético de Dickinson estaba muy por encima de las capacidades de su pobre preceptor , quien le aconsejó no publicar. Las primeras selecciones de sus poemas fueron editadas póstumamente. Paradójicamente, estas corrieron a cargo del arrepentido Higginson y de la escritora Mabel Loomis Todd. Sus poemas gozaron de un inmediato reconocimiento popular. La crítica tardaría todavía muchos años en concederle el lugar que merece en la historia de la poesía universal.x{0026}lt;/P
|