Editorial Editorial Renacimiento
Colección Los Cuatro Vientos, Número 0
Fecha de edición octubre 2025 · Edición nº 1
Idioma español
EAN 9791387939250
124 páginas
Libro
encuadernado en tapa blanda
Dimensiones 150 mm x 210 mm
La personalidad literaria de Fernando Villalón (Sevilla, 1881-Madrid, 1930) se va afirmando cada vez más. Tras años de casi olvido, debido a su muerte prematura en vísperas de la guerra civil, su obra poética, loada por sus contemporáneos, ha alcanzado hoy día una difusión envidiable y sus poemas figuran en las mejores antologías de la Generación de 1927. La novedad es que, a semejanza de Federico García Lorca, Rafael Alberti o Gerardo Diego, Fernando Villalón, además de poeta, fue un talentoso prosador. El presente libro ofrece la integralidad de esta para muchos desconocida faceta del autor de Romances del 800. Los cuentos Esi y Melanio (trágico reencuentro de un monje y su amante en la Tebaida de los primeros siglos de la era cristiana), La Palabra que se hizo Carne (la incierta frontera psíquica entre inocencia y culpabilidad), Mañana de San Juan (un mago naïf, toros y garzas dotados de habla, en la marisma al amanecer) se recomiendan por su variedad y originalidad así como por la pujanza y belleza del estilo. En el cuarto texto (Sevilla en 1929) Fernando Villalón brinda, con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929, una intuitiva disertación sobre su amada Sevilla, al distinguir la Sevilla de pandereta de la auténtica, la Sevilla de cal , cuyo secreto palpitar transmite al lector con luminosa clarividencia.
Fernando Villalón (Sevilla, 1881-Madrid, 1930), conde de Miraflores de los Ángeles, fue ganadero de toros bravos. Su ideal criar toros tan temibles como aquellos que lidiaron Pedro Romero y Pepe-Hillo en los albores del siglo XIX- lo condujo a la ruina. Pero lo que perdió el ganadero, lo ganó el poeta. Durante tantos años de andanzas por tierras de Andalucía la Baja, marismas y orillas del Guadalquivir, sin olvidar las estancias en su amada Sevilla, Villalón almacenó en su memoria y sensibilidad paisajes, colores, perfumes, canciones, semblanzas, hasta que brotó la necesidad de convertir esas sensaciones e impresiones en poesía.
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