El pensamiento y lo moviente es el último libro de Henri Bergson.
Solamente quien posee una visión puede filosofar. Y la suya era la de una vida sub specie durationis, inserta en el flujo continuo e indivisible de la realidad, entablando con ella una larga camaradería, ganando su confianza. El filósofo, a la manera del buen sastre, trabaja "a medida", un traje para cada ser, aquel que le calza, que es el suyo. Pero mientras tanto el ser se ha convertido en algo huidizo, por tanto el esfuerzo del filósofo es singular, y su herramental clásico -analítico- se convierte en herrumbre. Solo una filosofía a la vez moviente puede penetrar en el murmullo impersonal de la vida profunda, donde el tiempo se vuelve eficaz, cargado de esa diferencia de tensión que es quizá el elemento clave de la existencia. Un tiempo que dura, una evolución preñada de imprevisible novedad, creadora, un presente espeso y a la vez elástico, que se dilata hacia el pasado y hacia el porvenir.
Nació en París en 1859, de padre judío polaco y de madre inglesa. Discípulo de Ollé-Laprune y de Boutroux en la Escuela Normal Superior, fue profesor allí desde 1897 hasta 1900. Seguidamente enseñó en el Colegio de Francia hasta 1921, año en que se retiró de la docencia. En 1914 fue nombrado miembro de la Academia Francesa. Bergson expuso su filosofía con una gran elegancia literaria, subrayando la importancia de la intuición sobre el intelecto. El año 1927 recibió el premio Nobel de Literatura. Murió en 1941. Entre sus publicaciones cabe destacar: Ensayo sobre los datos inmediatos de la conciencia , 1889; La risa , 1899; La evolución creadora , 1907; La energía espiritual , 1919; Las dos fuentes de la moral y de la religión , 1932; así como los Cursos que impartió en el Collège de France entre 1900 y 1914.
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