 
					
					
					
					
					
				
				
					
						Editorial Editorial Renacimiento
	
					
					
						Colección Los Cuatro Vientos, Número 99
					
					
					   Lugar de edición
					
					Valencina de la Concepcion
					
					
                    
					
					
					
						Fecha de edición  abril 2016  · Edición nº 1
					
					
					
						
						
							
						Idioma español
							
							
							
						
						
						
						
						
						
						
						
						
					
			    	EAN 9788416685219
					
						
						184 páginas
					
					
					
						
					
						Libro
						
							encuadernado en tapa blanda
						
						
						
						
					
					
					
						
					
					
					
								
					
						Dimensiones 150 mm x 210 mm
					
					
						
Barroco y vanguardista, unamunesco y ramoniano, personalísimo siempre, José Bergamín (1895-1983) es uno de los principales y más escondidos protagonistas de ese renacimiento literario español que ha venido a llamarse la Edad de Plata y que discurre entre los finales del siglo XIX y la República española. El arte de Birlibirloque (1930), libro inclasificable que pertenece tanto a la aforística como al ensayismo, es una apasionada y muy sutil defensa del arte del toreo, al que Bergamín califica como arte birlibirloquesco, personificado en la figura de Joselito el Gallo. Libro impar y a la vez fruto de un tiempo en el que buena parte de la mejor intelectualidad española estuvo y se sintió cerca de lo taurino.
(1895-1983) fue poeta, aforista, ensayista, editor, articulista y dramaturgo. Editor de la revista católica, de título nietzscheano, Cruz y Raya (1933-1936), presidente de la Alianza de Intelectuales Antifascistas para la Defensa de la Cultura y agregado cultural de la Embajada de España en Francia durante la Guerra Civil, fue nombrado presidente de la Junta de Cultura Española en 1939 y, ya en México, dirigió la editorial Séneca. Posteriormente viviría en Venezuela, Uruguay y Francia. Bergamín regresó a España en 1958, para ser de nuevo expulsado en 1963. Es entonces cuando pierde la nacionalidad española y, en sus propias palabras, se convierte de modo oficial en un fantasma. En 1970 vuelve a España, donde acompañará críticamente los acontecimientos políticos y la restauración de la Monarquía antes de ser enterrado en Hondarribia en 1983.
| 
 | ||||||