Resumen del libro
William Chambers, de origen sueco y muchos años residente en Inglaterra en el siglo XVIII, viajó y estudió a profundidad las artes decorativas chinas. Como producto de tal travesía, escribió éste que no es ningún compendio botánico arquitectónico ni tampoco una simple descripción, sino un paseo por aquella escena, casi teatral, de los jardines chinos. Los ríos y lagos, la flora y la fauna, los llanos y montes, nada inocentes ni naturales, sino transformados y creados por la visión del artista, no son simple producto de la búsqueda de armonía física, sino de la reflexión de las formas naturales y artificiales, de la técnica y de la búsqueda de moción de las pasiones, para el goce estético. Comprende el autor occidental, entonces, que por ello son artes las decorativas y que su ejecutor, el jardinero chino, no sólo es jardinero, sino filósofo y artista.