Esta pequeña joya, considerada como el libro flaubertiano por excelencia , fue el proyecto más largamente acariciado por su autor. Durante treinta años fue escogiendo, desechando y afinando las entradas de que debía constar este tan peculiar diccionario escrito contra los tópicos amasados por la burguesía francesa del siglo XIX. El consenso general expresado en los lugares comunes de este libro correspondía a una forma de pensar emergente que por primera vez en Europa esbozaba lo que medio siglo después daría lugar a la rebelión de las masas y, más adelante, a la omnipotente opinión del hombre de la calle . La lucidez del escritor no puede dejar de lado el fracaso que, ante sus ojos críticos, empieza a cosechar una democratización del saber confundida con la fijación de saberes superficiales. Esa pereza mental generalizada fue el enemigo público número uno de Flaubert. La llamada de atención de este Diccionario mantiene aún su vigencia y, desde luego, con una resonancia inquietantemente amplificada por los poderosos lugares comunes del mundo contemporáneo.
Gustave Flaubert nació en Ruan en 1821 y murió en Croisset en 1880. Estudió Derecho en París hasta que, en 1844, abandonó los estudios para reponerse de un ataque de epilepsia. Se retiró a la pequeña localidad de Croisset donde, excepto por algunos viajes x{0026} x02014;de los recuerdos de un largo viaje a África surgió años más tarde Salambóx{0026} x02014;, transcurrió el resto de su existencia entregado exclusivamente a la escritura. En 1847, conoció a Louise Colet, con la que vivió una tormentosa relación que duró casi diez años. Aunque el verdadero amor de su vida fue Élisa Schlésinger, que sirvió de modelo para el personaje de Marie Arnoux en La educación sentimental, y que, sin embargo, nunca llegó a ser su amante. Escritor innovador y metódico, siempre en busca de le mot juste ( la palabra justa ), en 1857 publicó por entregas Madame Bovary. La novela fue acusada de atentar contra la moralidad, pero, cuando finalmente el autor fue absuelto de todas las acusaciones, consagró a Flaubert como uno de los grandes escritores del siglo xix y uno de los padres de la novela moderna.
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