Esta pequeña joya, considerada como el libro flaubertiano por excelencia , fue el proyecto más largamente acariciado por su autor. Durante treinta años fue escogiendo, desechando y afinando las entradas de que debía constar este tan peculiar diccionario escrito contra los tópicos amasados por la burguesía francesa del siglo XIX. El consenso general expresado en los lugares comunes de este libro correspondía a una forma de pensar emergente que por primera vez en Europa esbozaba lo que medio siglo después daría lugar a la rebelión de las masas y, más adelante, a la omnipotente opinión del hombre de la calle . La lucidez del escritor no puede dejar de lado el fracaso que, ante sus ojos críticos, empieza a cosechar una democratización del saber confundida con la fijación de saberes superficiales. Esa pereza mental generalizada fue el enemigo público número uno de Flaubert. La llamada de atención de este Diccionario mantiene aún su vigencia y, desde luego, con una resonancia inquietantemente amplificada por los poderosos lugares comunes del mundo contemporáneo.
Gustave Flaubert. En el siglo que afianza la novela como género, destaca la figura de Gustave Flaubert (Ruan, 1821-Croisset, 1880), uno de sus máximos representantes europeos, puente entre el romanticismo y el realismo. Su obra más célebre (una obra maestra) es Madame Bovary (1856), por la que fue llevado a juicio acusado de ofensas a la moral. Su búsqueda de la palabra exacta y su minucioso trabajo estilístico pueden quizá justificar una producción escasa. En Salambó (1862) se acerca a la novela histórica y exótica, para volver a lo contemporáneo en La educación sentimental (1869). En 1874 publicó La tentación de San Antonio, obra de la que redactó tres versiones. En 1877 aparece Tres cuentos, y póstumamente (1881) Bouvard y Pécuchet, un análisis de la estupidez humana, que fue una de sus preocupaciones. Se definía como un hombre-pluma por su intensa dedicación literaria, pero también como un monje en la aspereza solitaria de su retiro en Croisset, que interrumpía a veces para sus reuniones parisinas con Théophile Gautier, los hermanos Edmond y Jules de Goncourt y Guy de Maupassant.
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