Dalí escribió que los dibujos de Federico García Lorca se distinguían por su exquisitez. Según el DRAE, "exquisitez" es algo "de singular y extraordinaria calidad, primor o gusto en su especie". No es corriente que las definiciones de los diccionarios sean tan ajustadas como en este caso: en la especie modesta de los lápices de colores o la tinta china, estos dibujos son extraordinarios en calidad, primor y gusto, si los tres términos se entienden en su puro sentido conceptual, como si fueran poemas, y se aprecian como trabazón de las imágenes o fino oído o selección de una copla entre el magma de lo tradicional. Los dibujos son una extensión de su escritura. Ésta rebosa de sugestiones visuales de forma y color, y los dibujos la complementan y la suplementan. Ingenuos y sentimentales a la vez, nos muestran un mundo análogo al de las palabras: penetran el centro de la inocencia, del deseo, de la melancolía, de la tragedia y el gozo alegre del mundo con una simplicidad, una condensación y una agudeza que se aprovecha de la experiencia vivida de las vanguardias y de la capacidad selectiva ante la tradición. ¿Podría decirse, con su paisano Soto de Rojas, que los dibujos de Federico García Lorca son "regalo al alma, tiros al sentido"?
Federico García Lorca (1898-1936). Poeta y dramaturgo español, adscrito a la generación del 27. En 1915 comienza a estudiar Filosofía y Letras, así como Derecho, en la Universidad de Granada. En 1919 se traslada a Madrid y se instala en la Residencia de Estudiantes, coincidiendo con numerosos literatos e intelectuales. Allí empieza a florecer su actividad literaria como poeta, que le convertiría en el poeta español más leído de todos los tiempos, según el Instituto Cervantes. Su obra poética se complementa con una rica y exitosa obra teatral que solo se vería truncada por su asesinato en 1936 en manos de las hordas fascistas.
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